A pocos km al noreste de Logroño,
pero ya en Navarra, se alza esta peculiar bodega fundada en 1985 con el
objetivo de elaborar vinos de terruño.
Perteneciente al Grupo Bodegas
Olarra, varios miembros de la familia
fundadora son hoy responsables de
distintos departamentos; Pedro Limousin Ucín, gerente y director comercial; Marcial Zapke Ucín, director
administrativo y Luis Limousin Ucín,
también gerente, que junto a Javier
Martínez de Salinas –reconocido mejor enólogo del mundo 2024 por International Wine Challenge– forman un
tándem enológico perfecto. Eligieron
la localidad de Viana, fronteriza tanto
con el País Vasco como con La Rioja,
para erigir la bodega porque alberga
un tesoro geológico difícilmente replicable en otras zonas vitivinícolas.
Siete suelos
La bodega posee 7 suelos minoritarios
descritos en la DOCa Rioja en apenas
212 ha. Cada uno de ellos aporta a las
uvas, y en consecuencia al vino que
con ellas se elabora, un matiz diferente. Arcillas rojas y areniscas resultan
en aromas a frutas rojas maduras;
areniscas ocres y ladera confieren
calidad superior y capacidad de envejecimiento; arenas, gravas y arcilla dan
buena graduación y potencial de color;
arenas, gravas y limos propician uvas
de calidad con maduraciones homogéneas; yesos alimentan frutos aptos para
la crianza; arcillas y calizas aportan buen
contenido alcohólico y baja acidez y por
último terrazas de río resultan en vinos
afrutados perfectos para ser consumidos jóvenes. Esta variedad de suelos y
el conocimiento profundo que la bodega
ha desarrollado sobre cada una de sus
hectáreas da lugar a auténticos vinos de
terruño con particularidades muy diferentes.
Pequeño y concentrado
De las viñas que se encuentran en pequeños valles formados por riachuelos donde
además se cultiva cereal y olivos ancestrales, un paisaje muy alejado de La Rioja
tradicional, surge este vino procedente
de terrenos poco profundos y en ladera
que dan lugar a cepas de bajo rendimiento, con racimos de grano muy pequeño,
pero de alta concentración. Se efectuó vendimia manual y dado que la mayoría
de las viñas rodean la bodega, su traslado
es relativamente rápido y fácil hasta llegar
a la mesa de selección también manual.
Valdebarón, uno de los primeros vinos de
la bodega en recibir el certificado de Vino
de Municipio, bien podría ser crianza, sin
embargo decidieron sacarlo antes para
que mantenga su frescura. La maceración y fermentación se llevó a cabo
durante 18 días a temperatura controlada
en depósito de acero inoxidable mientras
que para la fermentación maloláctica se
eligieron barricas nuevas de roble. La
posterior crianza se realizó en barricas
de roble americano y francés nuevas
durante 6 meses y se afinó en botella
varios meses antes de salir al mercado. El
resultado es un vino de carácter moderno
y marcada personalidad que guardado en
condiciones óptimas puede consumirse
hasta 2030.