Al noroeste de Burdeos, en la impresionante península del Médoc, los viñedos gozan de un clima oceánico templado, gracias a encontrarse entre el Atlántico y el estuario del río Gironde que proporcionan inviernos suaves, primaveras lluviosas y ventilación natural. Un entorno idílico donde los viñedos cubren hasta donde alcanza la vista que alberga prestigiosas AOC.
Dos châteaux
La familia Cazes lleva más de un siglo vinculada al Médoc, propietaria de los Châteaux Lynch-Bages en la entrada de Pauillac y Ormes de Pez en Saint-Estèphe, conocen bien las particularidades de la tierra y de cada uno de sus viñedos. Todo empezó hace cuatro generaciones cuando Marie Cazes se casó con Jean Guillou, director del Château Ormes de Pez, que murió trágicamente al principio de la I Guerra Mundial. Marie, que era una mujer de carácter, se hizo cargo del negocio y, unos años después, su hermano Jean-Charles Cazes, que acababa de adquirir el Château Lynch-Bages, compró también Ormes de Pez. Desde entonces han protagonizado una historia de superación pues André, segunda generación, fue clave en el desarrollo de las bodegas al atravesar con éxito las épocas más difíciles del Médoc, mientras que su hijo, Jean Michel, modernizó las instalaciones técnicas y abrió nuevos mercados, en concreto Estados Unidos.
Micro parcelas
Actualmente la bodega está a cargo de los hijos de Jean Michel, con Jean Charles como director desde 2006 apoyado por sus hermanas. Con una filosofía que busca el equilibrio entre las tradiciones, la sostenibilidad y la excelencia, poseen 33 ha con dos tipos de suelo diferentes; parcelas de gravas, con subsuelos de cuarzo y de cantos rodados, donde el cabernet alcanza su mejor expresión y las otras más arcillo-arenosas y frescas, que combinan mejor con el merlot. Desde 2010 identifican zonas intra-parcelarias homogéneas mediante fotografías por satélite además de haber desarrollado un programa de selección masal que permite conservar el patrimonio genético del viñedo y obtener planos de vid de las diferentes variedades históricamente presentes en los Ormes de Pez.
Equilibrio varietal
Para este Saint-Estèphe se eligieron las mejores parcelas según su estrato y edad de la viña con las variedades que, además de ser mayoritarias en sus 33 ha, se complementan perfectamente pues los merlots afrutados, ricos en azúcares y por tanto en alcohol se equilibran con cabernets densos, muy estructurados y de gran frescura. Tras la vendimia manual, se llevó a cabo la fermentación en depósitos de acero inoxidable y la crianza en barricas de 2 años durante 12 meses. El resultado es un vino que refleja toda la riqueza y la complejidad de su prestigiosa denominación de origen.