La vinculación de la familia Chapoutier con el vino comienza hace más de 200 años en la localidad de Tain l’Hermitage en la región del Ródano, desde donde, a finales del s. XIX ya exportaban vinos a Holanda, Suiza y Alemania. En manos de la misma familia hasta ahora, fue Michel Chapoutier, actualmente al frente de la bodega, quien comenzó, a finales de la década de los 90 del siglo pasado, una expansión que aún perdura. Viajero de espíritu inquieto, no en vano entre los valores fundamentales de la bodega incluyen el arrojo, entendido como la capacidad de estar abierto a nuevos horizontes y nuevas formas de viticultura. Fiel a esta filosofía de vida, primero adquirieron viñedos en Australia y poco después en Portugal, mientras iban también expandiéndose a otras regiones de Francia como la Alsacia o la Provenza. Para su incursión en España, y después de evaluar distintas zonas, se decidieron por la Ribera del Duero, adquiriendo, en 2016, la bodega Dominio del Soto, rodeada por sus propios viñedos y situada en la localidad burgalesa de Sotillo de la Ribera, 20 km al norte de Aranda de Duero. Cuentan entre sus viñas con 15,5 ha de tempranillo y 4 de albillo mayor, con las que elaboran vinos de cosecha, crianza, reserva y parcelarios.
Viticultura orgánica
Para Michel Chapoutier, estar abierto a nuevos horizontes no se limita a distintos países o zonas vinícolas, sino que es pionero en viticultura orgánica y, según ellos mismos afirman, la utilización de métodos ancestrales. Fue de los primeros bodegueros en Francia en aplicar el concepto de cultivo biodinámico según la teoría formulada por el científico Rudolf Steiner, cuyos métodos comenzó a poner en práctica en 1991. Basado en la sencilla idea de respetar el ecosistema, no utilizan pesticidas ni herbicidas químicos, en su lugar introducen elementos naturales como minerales, plantas y animales para preservar el equilibrio de cada viñedo, pues son precisamente las bacterias naturales junto con la tierra, las que determinan la personalidad del vino. En bodega, abogan, además por la mínima intervención.
Selección parcelaria
La elección de parcelas concretas para determinados vinos es otro de los métodos que la familia Chapoutier lleva años aplicando. Para este reserva eligieron sus dos mejores parcelas; Zuma cares, situada en una planicie, y Camino de Gumiel, ubicada en monte alto. Después de una buena cosecha y una vendimia manual, la vinificación se realizó en cubas de hormigón con fermentación de 6 semanas y parte maloláctica en barrica nueva. La crianza se prolongó durante 739 días en barricas de roble francés, seguida de un año en botella, logrando un vino, con gran potencial de envejecimiento, que refleja el espíritu de la bodega y su compromiso con la calidad y el terroir.