Bodega del mes
Hombros 15
Autor: Mayte Díez
Fecha Publicación Revista: 01 de marzo de 2018
Fecha Publicación Web: 16 de mayo de 2018

La hoya tectónica del Bierzo –al oeste de la provincia de Léon–, es un valle enmarcado por los Picos de los Ancares, la Sierra de Caurel, los Montes Aquilianos, la Sierra de Pobladura y la de Gistredo; la temperatura de esta comarca es mucho más benévola que la de la meseta, con un clima húmedo que en las llanuras favorece el cultivo de variedades mediterráneas (perales, manzanos, cerezos...), en las cumbres los pinos, robles y encinas y las soleadas laderas son las más adecuadas para los viñedos.
Remando a contracorriente
Nemesio Fernández Bruña, el patriarca de la familia, empezó a adquirir viñedos viejos en 1989 en la montaña de Valtuille de Arriba, que sufrían un patente abandono por la escasa producción de la montaña frente al fértil valle y por el gran minifundismo de la zona. Comprar cuando el resto de paisanos consideraba que el cultivo de la vid no era rentable parecía “cosa de locos”.
En la actualidad, la calidad de los vinos de Casar de Burbia es indiscutible gracias a los frutos que le dan aquellos viejos viñedos considerados hoy como los mejores, por estar en pendientes orientadas al sol que drenan cualquier posible acumulación de agua en exceso, y por su altitud superior a los 700 metros.
De blancas a tintas
Más del 30% de los viejos viñedos estaban plantados de cepaje blanco, palomino en su mayoría, que hubo de cambiar por mencía; los trabajos durarían más de 7 años durante los cuales se injertaron unas 9.000 cepas.
La responsabilidad de poner en funcionamiento la bodega recayó en Isidro Fernández, el hijo menor de la familia, que asumió las primeras elaboraciones diferenciando cada parcela de los viñedos cultivados en las 27 hectáreas.
Hoy día, con una vasta experiencia a sus espaldas, Isidro Fernández elabora con cada nueva cosecha unos vinos que ya tienen definido a qué tipo de gama irán destinados, dependiendo fundamentalmente de la procedencia del pago y la edad del viñedo.
El momento de la vendimia
Están separados en 52 pagos agrupados en tres niveles, seleccionados en base a unas características comunes entre las que destacan la altitud, las pendientes, el tipo de terreno –más o menos pedregoso– que confiere a la uva una característica especial.
La estructura de Casar de Burbia no admite otra opción que la de la vendimia manual; las uvas –que ya han pasado una preselección– llegan de inmediato a la bodega y una vez allí, se vuelve a realizar otra selección, en algunos casos usando el método “grano a grano”, para disponer de los mejores frutos.
Personas, proyectos y vinos
La propiedad es de la familia Fernández Bello, cuya dirección técnica corre a cargo del también enólogo Isidro Fernández Bello.
Con el fin de ir mejorando las técnicas de elaboración en Casar de Burbia se han emprendido diversos I+D+i, siendo uno de ellos el trabajar los vinos con sus propias lías –que fue el inicio del Godello, otro de los vinos singulares de la bodega–.
Hombros 15, el vino seleccionado para este mes de marzo, es un monovarietal de mencía con uvas procedentes de pagos de la bodega ubicados en laderas –a una altitud entre 600-700 metros– en un terruño con trazas de pizarra, arcilla, aluminio y hierro, típicos de la zona, que aportan al vino una gran complejidad.
En estos viñedos con edades comprendidas entre los 50 a más de 100 años, se realizan labores de poda en verde y deshojado a fin de potenciar las uvas situadas en la parte más alta de los racimos –los hombros– de donde toma nombre este vino. La Bodega Casar de Burbia potencia el cultivo ecológico ayudado con técnicas biodinámicas.
Travesía Constitución s/n
Carracedelo (León)
Hombros 15
95/100
Tinto genérico
100% mencía. 14% vol.
12 meses en barrica con sus lías
13,66 € (Exclusivo socios CVG)
Comentario de cata
Picota violáceo de capa alta. Compleja e intensa vía nasal, aromas de arándanos, fresas, frambuesas, finos ahumados, florales, lácteos, pizarra, mentoles, café y pimienta. Jugoso, estructurado y de gran frescura, sensaciones de moras, ciruelas, hoja de tabaco, sándalo, pétalos de rosa, vainilla, caramelo de cerezas, minerales y sotobosque. Persistente final marcado por recuerdos primarios y especiados.