Vinos de Gran Bretaña

Wine of course

Autor: Alberto Bravo
Fecha Publicación Revista: 01 de junio de 2012
Fecha Publicación Web: 15 de junio de 2016

Gran Bretaña es potencia mundial en casi todos los campos aunque en materia enológica no se encuentran a la altura de la mayoría de los elaboradores europeos…, y subrayamos especialmente lo de elaboradores. 

Hablar de los emergentes vinos británicos se convierte en una tarea harto difícil, ya que es contada la información sobre ellos, por no hablar de lo complicado que resulta encontrar algún ejemplar que echarse a la copa.

Cuenta una leyenda –que como todas tendrá una parte testimonial de realidad–, que en otros tiempos, cuando nadie había contemplado asuntos como los paralelos terrestres, cambios climáticos, bioclimas y estas zarandajas que gustan tanto ahora a enólogos y amantes del vino en general, un adinerado astillero naval holandés afincado en Gran Bretaña, gran aficionado al vino –sobre todo a su consumo– decidió reservar parte de la madera que empleaba en sus talleres para construir navíos, y dedicarla a fabricar barricas y elaborar así sus propios vinos utilizando como base un “caldo” de la islas británicas.

Tan funesto fue aquel experimento que no solo derrochó la mayoría de su fortuna, sino que también perdió buena parte de una afición vinícola que recuperaría más tarde al degustar algunos de nuestros vinos catalanes (deduzcan de qué zona era el bodeguero que me contó la historia).

No hace mucho, el entonces primer ministro británico, Tony Blair, aprovechando una cumbre con los principales mancatalogrios europeos, les agasajó –o al menos eso creía él– con un suculento almuerzo regado orgullosamente con vino británico. Poco después su homólogo transalpino, el inefable Silvio Berlusconi, con su gracejo innato remitió a otro de los jefes de gobierno asistente una caja de veinticuatro vinos italianos para que se “recuperaran de la experiencia”.

Entre los elaboradores británicos –algo más adelante afrontaremos temas más serios– se encuentra la familia real británica, que cuentan con un vino propio de un viñedo perteneciente a la corona.

De él provienen las uvas de las más de 16.000 plantas que ocupan el Windsor Great Park, un coto de caza privado que dedicaron a la plantación de chardonnay, pinot noir y pinot meunieur. Nos consta que la familia del heredero de la corona sirvió vinos patrios en su real boda, aunque apostaríamos que los propios no estaban entre los seleccionados.

Un poco de historia

En Gran Bretaña se elaboran vinos desde el s.VIII o IX. En archivos de la época y posteriores se reflejan estadillos donde se especifican docenas de viñedos que ocupaban una considerable superficie, aunque no sería hasta mediados del siglo pasado cuando se establece el primer viñedo comercial.

Por otro lado consta, por lo que a nosotros compete, que la influencia inglesa en el viñedo y el vino español ha sido al menos reseñable, sobre todo en lo que atañe a los vinos andaluces debido a la dinámica relación comercial y la constante e importantísima exportación de generosos y espirituosos a las islas británicas. También resulta significativa la presencia de apellidos anglosajones en importantes firmas de vinos del marco de Jerez y Sanlúcar, al igual que algunas denominaciones como ‘dry’, ‘sweet’ o similares, en las etiquetas de algunos generosos.

En la actualidad han irrumpido nuevas generaciones de bodegueros que han replantado importantes extensiones de viñedos en tierras anteriormente ocupadas por cultivos de trigo, huertas o manzanos, dedicadas a la elaboración de bebidas más asentadas en el mercado británico como la cerveza o la sidra [de hecho algunas de las principales bodegas británicas, también son productores cerveceros.

Esto se ha sumado a importantes avances en el cultivo y los tratamientos, tanto de la planta como en la elaboración del vino; a una seria implicación por parte de las instituciones oficiales, que han apostado con fuertes inversiones y subvenciones; y, lo más importante de todo, el “factor cambio climático” que ha posibilitado el goce de unos climas mucho más cálidos que antes. Esto ha favorecido que la superficie de viñedo ronde en la actualidad las 1.500 hectáreas, lo que significa que se ha duplicado prácticamente en apenas una década.

Viñedo y temperatura

El cambio climático ha facilitado una maduración más rápida y un aumento de los azúcares, lo que también ha repercutido en el aumento del grado alcohólico y el descenso de la acidez. Ahora estas tierras gocen de las características óptimas que antes adolecían, en detrimento de zonas con mayor tradición vitivinícola que ahora sufren las consecuencias de esta alteración de la naturaleza, como Burdeos, Borgoña o nuestras Rías Baixas por ejemplo.

Geológicamente, la principal región de elaboración del vino británico corresponde a la zona sur de las islas, que apenas dista de los mejores viñedos franceses unos 300 km, por lo que las diferencias morfológicas de los suelos son mínimas. Tierras calizas y arcillosas muy similares a las que podemos encontrar en Champagne, hacen que no sea de extrañar que los principales éxitos de la vitivinicultura británica se centren en los espumosos –sparkling para quien lo busquen en los estantes– que han empezado a recoger importantes premios y galardones internacionales.

Actualmente la legislación reconoce las siguientes zonas vinícolas inglesas (por riguroso orden alfabético): Cornwall, Devon, Dorset, East Anglia, Inglaterra, Gloucestershire, Hampshire, Herefordshir, Kent, Lincolnshire, Oxforshire, Shromshire, Somerset, Sorlingas Islands, Surrey, Sussex, Wight Island, Worcestershire y Yorkshire, además de los vinos de Gales y Escocia.

A pesar de que el avance ha sido importante, su producción vinícola está lejos de considerarse relevante, y a día de hoy no se encuentra ni entre los veinte primeros países productores de vino. Aún así, es posible que la promoción empleada no sea la más idónea, refiriéndonos tanto al mercado internacional como al propio de las islas, donde se prefieren las etiquetas francesas, españolas, italianas y estadounidenses, situándose como uno de los principales, sino el mayor, de los importadores de vino del mundo y del comercio del vino en general. De hecho, se cifra que el consumo de vino inglés y galés por sus compatriotas está muy por debajo del 1% sobre el total, y eso a pesar de haber aumentado las ventas de forma espectacular.

No se observa una variedad especialmente relevante entre las utilizadas para la elaboración de las principales referencias inglesas, o mejor dicho mejor valoradas. Así, encontramos las perfectamente conocidas y extendidas chardonnay, pinot noir con bastante protagonismo, pero también acompañadas por variedades mucho menos populares aquí: bacchus, muller-thurgau, reichensteiner, shönburger, huxeirebe, madelaine antevine, optima, orion, ortega o phoenix entre las blancas, o la dornfelder, la regent, rondo o triumph entre las tintas.

Algunas referencias

Antes se ha mencionado la semejanza del sur inglés y galés y las tierras de Champagne, por lo que sería lógico pensar que las más celebradas etiquetas británicas corresponden a los vinos espumosos. De hecho, algunos medios ingleses especulan sobre el más probable recorrido de bodegueros y enólogos franceses por el Canal de La Mancha, sin hablar del rumor que atribuye la invención de los espumosos a mentes pensantes de la Gran Bretaña…

Pese a la dificultad de encontrar referencias en nuestro país, merece la pena citar algunas de sus principales bodegas.

Chapel Down cuenta con unas preciosas instalaciones en el condado de Kent y sus vinos espumosos y blancos han cosechado las mejores críticas de los últimos tiempos; incluso su brut rosado ha obtenido importantes galardones internacionales.

Denbies se sitúa en Dorking, en el condado de Surrey, un idílico enclave rodeado de un mar de viñedos, que completa su oferta enológica con una interesante propuesta turística y de restauración.

Ridge View se fundó en 1995, fruto del sueño del Mike Roberts que recondujo su vida de antiguo director financiero a vinatero ejemplar. Así esta bodega de Sussex se considera una de las más regulares y laureadas elaboradoras de espumosos.

Three Choirs Vineyards una de las más galardonadas se ubica en Gloucestershire. Su oferta también incluye unas dotaciones hoteleras magníficas con habitaciones que disfrutan de unas maravillosas vistas a los viñedos, todo un remanso de paz y sosiego.

Asentada en una ladera cercana al río que le da nombre en el condado de Cornwell, se sitúa Camel Valley, otra bodega que ha acumulado destacados éxitos fuera de sus fronteras con sus espumosos de pinot noir y chardonnay, y que también elabora interesantes vinos tranquilos blancos con la variedad autóctona bacchus.

Por último, mencionar uno de los pocos elaboradores de vinos tintos con garantías de satisfacción. En una privilegiada zona geoclimática de Devon encontramos Sharpham Vineyard, que entre su oferta incluye vinos potentes y estructurados con pinot noir, a los que podemos acompañar con diversidad de quesos de los que también son productores.

Desde estas páginas queremos animar a los importadores para que se atrevan a traer a nuestro país algunos de estos vinos, como agradecimiento al menos de ser nuestros principales importadores, además de limar las asperezas que los políticos –nuestros y suyos– se dedican a crear. Por el momento, seguiremos disfrutando, y no poco, con nuestros cavas y espumosos. Y con Beckham, aunque esté ya retirado.

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