Vinos del mundo
Nueva Zelanda
Autor: Helio San Miguel
Autor Imágenes: Borja Hernández
Fecha Publicación Revista: 01 de febrero de 2016
Fecha Publicación Web: 20 de mayo de 2016
Revista nº 178
Sorprende que el mercado vinícola de este país sea mucho mayor de lo que le correspondería por su exiguo tamaño. Nueva Zelanda es un territorio pequeño, de extensión similar a Japón, y muy poblado -con apenas cuatro millones de habitantes-, frente a los 127,3 millones que viven en el país nipón. Ubicado en las antípodas de España, Nueva Zelanda es todavía un pequeño productor que crece cada año de forma imparable basándose sobre todo en un solo vino varietal, el sauvignon blanc.
Por cantidad de hectáreas de viñedo no se encuentra ni entre los cincuenta primeros, pues tiene poco más de 14.000 (España, para ponernos en perspectiva, tiene más de un millón), siendo superado por países como Corea, Egipto, India o Marruecos, entre otros muchos. En cuanto a producción tampoco está entre los treinta primeros y a duras penas alcanza el 10% de Australia.
Estos datos sirven sin embargo para dar fe del gran partido que Nueva Zelanda ha sacado a su producción vinícola, lo que ha llevado al país a una expansión vinícola sin precedentes en la pasada década, sobre todo a partir de 1995, pues en tan solo seis años, teniendo como referencia ese año, Nueva Zelanda multiplicó por dos tanto sus plantaciones como el numero de bodegas, que ya alcanzan las 400 y siguen en aumento. Aún así, más de la mitad de la producción total del país está en manos del gigante Montana, mientras que el resto, al igual que en Australia, se distribuye entre pequeños productores.
Sauvignon blanc, la variedad estrella
El éxito de la viticultura Nueva Zelanda es además relativamente reciente. Su clima, más frío que en Australia, hizo que los primeros colonizadores plantaran variedades del norte de Europa como la mediocre müller-thurgau, que fue la más extendida hasta la década de los noventa. Posteriormente la chardonnay se convirtió en la primera variedad del país, pero sería el éxito de la sauvignon blanc, la variedad dominante en la actualidad, la que pondría a Nueva Zelanda en el mapa vinícola mundial, con un estilo personal, de refrescante acidez y sin rastro de roble.
Los sauvignon blanc de la región de Marlborough, liderados por el famosísimo Cloudy Bay, no sólo no se parecían a los franceses sino que crearon un estilo imitado por muchos otros. Su éxito económico permitió la expansión de la viticultura del país y la exploración de otros caminos y de otras regiones, sobre todo la pinot noir, que junto con las arriba mencionadas, es la que ha experimentado también un espectacular crecimiento.
Las regiones vinícolas
En cuanto a clasificación geográfica, Nueva Zelanda cuenta con diez regiones vinícolas siendo la citada Marlborough, en la parte norte de la isla del sur y con un desarrollo vinícola solamente a partir de la década de los 80, la más famosa. Marlborough contaba con menos de diez bodegas en 1990 y hoy tiene más de sesenta, siendo la mayor región del país. Además de sauvignon blanc, Marlborough produce excelentes rieslings, dignos chardonnays, y estimables pinot noirs y espumosos. Debido a su climatología los vinos de esta región, como ocurre en casi todo el país, poseen una acusada acidez que hace necesaria generalmente la fermentación maloláctica, pero que al mismo tiempo les dota de nervio y personalidad propia, sobre todo frente a los vecinos australianos.
Muy recientemente está alcanzando reconocimiento la zona de Dry River, plantada por misioneros en el siglo XIX y situada en la isla del norte, pero dedicada más a las variedades bordelesas.También crecen en reputación los chardonnay del área de Gisborne, los vinos de la región Wellington, en especial los pinot noir de la subzona de Martinborough, ambos en la isla del norte, así como los de Otago, la región vinícola más al sur del planeta, sobre todo sus pinot noir y cada vez más los pinot gris.
En cuanto a productores destacados, Nueva Zelanda cuenta con estimables bodegas como Ata Rangi, Babich, Dry River, Giesen, Goldwater, Kumeu River, Martinborough Vineyard, Selaks, Stony Ridge, Te Mata o Villa Maria. Aún hoy una cata de vinos neozelandeses es bastante monotemática, pues raras son las bodegas que van más allá del quinteto sauvignon blanc, chardonnay, pinot noir, cabernet o merlot, pero el país cuenta con plantaciones significativas de más de treinta variedades y ya se puede uno encontrar con algún riesling interesante, vinos dulces hasta de chardonnay, espumosos, y alguna que otra rareza.