Marqués de Murrieta Gran Reserva 2005

Tradición y territorio

Fecha Publicación Revista: 01 de febrero de 2014
Fecha Publicación Web: 14 de junio de 2016

Con Murrieta, y gracias a su visión, arrancaba la historia de una de las regiones vinícolas más importantes del mundo. Introdujo novedosas técnicas y sentó las bases y parámetros de calidad de los vinos riojanos de la era moderna.

En el transcurso de los años la bodega ha crecido bajo la filosofía y las enseñanzas de su fundador; tras fallecer éste en 1911, la bodega pasó a sus primos, la familia Olivares, que la conservaron sin introducir transformaciones significativas, dejando que los engranajes diseñados por su predecesor siguieran funcionando según las directrices marcadas. A ellos se debe, en buena parte, la magnífica colección de añadas históricas que hoy posee la bodega.

En 1983 adquiere la bodega Vicente Cebrián-Sagarriga, décimo conde de Creixell, que afrontó con inteligencia la revolución enológica de la zona, aportó recursos para realizar la modernización necesaria y acometer la completa restauración de los edificios históricos. Pero el camino no fue fácil.

En 1996 fallece prematuramente Cebrián dejando a su viuda y a sus jóvenes hijos al frente, siendo el mayor de ellos, Vicente Dalmau, que trabajaba en la casa desde 1989, quien toma el relevo, junto a un equipo joven e ilusionado del que forma parte la enóloga María Vargas.

Entre piedras milenarias

El gran reto ha sido la renovación de los edificios históricos: “un trabajo inmenso que a veces ha exigido la demolición de alguno elementos para volver a reconstruirlo, piedra por piedra, 

con el consiguiente trabajo artesanal”, asegura Dalmau.

En la restauración del castillo de Ygay (con 12 millones de euros de inversión), parte de sus 6.000 m2 se han dedicado a un museo que exhibe tinos de vinificación, etiquetas y maquinaria antigua. Pero la joya de la bodega es la colección histórica que alcanza las 70.000 botellas con todas las añadas representadas.

Los trabajos de renovación de Murrieta son muy ambiciosos. El edificio fundacional constituye la primera fase del proyecto; la segunda se centra en la nueva sala de barricas y la tercera en una futura nave de fermentación. Los resultados son ya evidentes.

“La finca se encuentra en su máximo esplendor, con mayor extensión de viñedo que nunca, la mejor presencia posible para sus edificios y una gama de vinos perfectamente coherente con su espíritu y su historia. Seguro que Murrieta sonreiría complacido al ver la forma en que hemos hecho evolucionar su legado”. En total 50.000 m2 de bodega si se suman las tres plantas del propio castillo –dos bajo tierra para mantener de las condiciones idóneas de humedad, temperatura y ausencia de luminosidad– dedicadas a la elaboración, crianza y embotellado.

La finca Ygay (300 hectáreas) es la propiedad vinícola más grande destinada a un único proyecto de estas características que existe en Rioja. “Murrieta nunca quiso una bodega urbana, sino que el vino se hiciera al lado de la viña, tal y como había visto en Burdeos”. Y así se sigue haciendo.

Probablemente, donde se ha producido una modernización más radical ha sido en el de la viticultura, incorporando elementos tecnológicos de primer orden.

La utilización del riego por goteo en el 70% de la propiedad ha facilitado mucho el trabajo, así como el uso de un sofisticado sistema infrarrojo que analiza el color de las hojas y permite medir la humedad y controlar, en consecuencia, el estrés hídrico de la planta.

El objetivo fundamental es que las medidas preventivas estén siempre por encima de las correctivas. Para su enóloga, María Vargas, “una viticultura de precisión empieza por un conjunto de sistemas de información que permiten prever el comportamiento del viñedo”.

Dalmau añade: “lo más importante es que el vino Castillo Ygay recupera el lugar que por linaje e historia le corresponde y volverá a envejecer entre los mismos muros que ocupó desde 1877 a 1990”.

Marqués de Murrieta

Finca Ygay

Logroño. La Rioja

Marqués de Murrieta Gran Reserva 2005

Tipo: Tinto gran reserva

Crianza: 25 meses en barrica

Variedades: 84% tempranillo, 13% garnacha y 3% mazuelo. 14% vol.PVP: 21,50 €

Comentario de cata

Cereza rubí de media capa. Aromático e intenso en nariz, con recuerdos de fruta roja compotada, minerales, pimienta, nuez moscada, sándalo, hojas secas, laurel, ceniza de cigarro puro. En boca es amplio, sedoso, de notable esqueleto, dotado de viveza, equilibrado, sensaciones de cerezas, ciruelas maduras, maderas aromáticas, chocolate, hoja de tabaco, minerales, clavo, etc. Largo y complejo final con una aromática vía retronasal.

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