vino

La importancia de las copas

Fecha Publicación Web: 15 de agosto de 2017

 

Las copas de vino deben ser siempre de cristal del menor grosor posible y sin color. Las copas de colores, así como las talladas en exceso o decoradas con dibujos serigrafiados, impiden contemplar el color y el aspecto del  vino.

En cuanto a la forma, la copa idónea para los espumosos es la llamada de flauta, esbelta, alta y con el borde recto o levemente curvado hacia el interior. Su capacidad no irá más allá de los 20 cl, para llenarla hasta aproximadamente un centímetro de distancia del borde y facilitar la formación de la atractiva “corona” de burbujas en la superficie del líquido.

Para los vinos generosos, la copa idónea es el catavino jerezano, con capacidad de unos 10 cl, que permite una magnífica percepción de los aromas en estos vinos singulares. Recomendable llenar sólo hasta la mitad.

En el caso de los vinos tranquilos, se puede utilizar una sola copa, bien sean blancos, rosados o tintos, jóvenes o de crianza. Interesa una copa de capacidad media (unos 20 cl), con forma esférica o ligeramente alargada y con el borde curvado hacia el interior. De esta forma, los aromas se concentrarán en la boca del recipiente, facilitando su análisis o simple disfrute.

Llenaremos hasta un tercio de su capacidad con intención de garantizar el desarrollo de dichos aromas. Es cada vez mayor el número de copas que consiguen realzar los aromas de un tipo de vino determinado, gracias a los distintos formatos y tamaños que han sido estudiadas con tal propósito.

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