Vinos Ribeiro

Treixadura y Colleiteiros

Autor: Mar Romero
Fecha Publicación Revista: 01 de octubre de 2025
Fecha Publicación Web: 01 de octubre de 2025

Con 8.000 AÑOS de historia, el vino fue el único motor de desarrollo económico durante siglos en esta enocomarca. La calidad y la fama de los vinos de Ribeiro, tanto blancos como tintos, hicieron que fueran los primeros en llegar a América en el s. XVI aguantando esas largas travesías. La renovación varietal de uvas autóctonas, en la que se considera una de las mejores zonas de blanco del mundo por su ubicación, ha sido la clave para olvidar errores históricos y asistir a una nueva y brillante etapa de la que muchos quieren participar.

El dominio de la treixadura

La treixadura es la uva blanca reina del viñedo de Ribeiro desde la decisión que se tomó en los años 80 de reemplazar palominos y tintoreras, sentando así las bases para el futuro de la región y recuperando además otras variedades autóctonas casi en peligro de extinción como loureira, lado, godello o torrontés en el caso de los blancos y brancellao, caíño, ferrón o sousón para los tintos.

Aunque domine la treixadura, la mezcla de variedades aporta matices y amplía las opciones a los bodegueros a la hora de personalizar sus vinos. Desde el Consejo Regulador la apuesta por esta variedad se ha intensificado en los últimos cinco años con campañas promocionales y una idea muy concisa: una copa de treixadura Ribeiro garantiza calidad. En palabras de su presidenta, Concha Iglesias, las líneas estratégicas son claras: “seguir promoviendo la treixadura y el Ribeiro; mantener y mejorar la calidad de nuestros vinos; generar valor en toda la cadena para que un mayor precio de venta se traslade al precio de la uva y trabajar en fomentar el relevo generacional”.

Los visionarios

La modernización del Ribeiro llegó con creaciones audaces como el blanco Amadeus de Viña Costeira, que se convirtió en una referencia pionera en el mundo de la viticultura y el arte –por la colaboración de artistas gallegos en el diseño de sus etiquetas– desde la década de los 90. Javier Alén y Emilio Rojo, crearon nuevos e ilusionantes caminos con sus bodegas que hoy se integran en el grupo Alma Carraovejas. “Con Viña Meín sentimos que estamos ante una oportunidad única de hacer algunos de los mejores vinos del mundo. Emilio Rojo fue la pasión para engrandecer aún más el proyecto pues es uno de los vinos revolucionarios del Ribeiro actual y uno de los blancos icónicos de nuestro país; una viña que ha conseguido su máximo esplendor gracias a una conexión con el viticultor que hoy nos sigue transmitiendo toda su experiencia”, comenta su CEO, Pedro Ruiz Aragoneses.

Los colleiteiros

De las 95 bodegas que forman parte de la DO, 41 pertenecen a colleiteiros, una figura oficialmente reconocida única en Ribeiro: la bodega tiene que ser familiar, sólo se pueden usar uvas propias sin poder comprarlas a terceros y su producción no puede superar los 60.000 l de vino al año. A veces son escasísimas producciones de las que resultan joyas enológicas únicas en el mundo, como el tostado de la bodega ecológica Celme de Dori Rodríguez y Jorge Alonso, un vino naturalmente dulce que se elabora con la uva pasificada a partir del colgado y secado de sus racimos. Gracias a ellos, y a otras bodegas como Campante, Leive Ecoadega y Viña Costeira, continúa esta compleja y laboriosa elaboración de larga tradición en la DO Ribeiro. La bodega Eduardo Peña en el río Miño bajo la tutela enológica de Álvaro Bueno –que firma varios de los mejores vinos de la DO– y Lagar do Meréns o Mauro Estévez en el valle de Arnoia, son también dignos representantes de esa nueva generación de colleiteiros que supo reivindicar las bondades del viñedo con variedades autóctonas, pocas hectáreas y distintos microclimas y terruños. Algo excep-cional en este territorio de minifundio con una producción propia de 40 ha de viñedo es la bodega Casal de Armán –valle del Avia–, que hoy dirige la cuarta generación con Juan Luis y Javier González al frente o las 20 ha de la bodega Ramón do Casar en las laderas del Miño. Su vino Ramón do Casar Nobre 2020 fue galardonado con el premio al Mejor Vino de España en los Premios Alimentos de España 2022 otorgados por el MAPA, un logro conseguido por el enólogo Pablo Estévez que además ha sido elegido el mejor enólogo de vinos jóvenes de España cuatro veces consecutivas. En opinión de Estévez “no hay duda de que a la mejora considerable de la calidad se suman la inversión en imagen, comunicación y marketing de las bodegas y su presencia en el mercado internacional”.

Los nuevos

Además del grupo Alma Carraovejas, en los últimos años, elaboradores ajenos a la región como Matarromera o José Pariente, han fijado su atención en este territorio comprando bodegas establecidas con viñedo propio. En 2024 Bodegas Pariente incorporó la Finca A Vilerma –Valle del Avia– al proyecto familiar; en ella conviven diez variedades de uva autóctonas a las que el viticultor gallego Arsenio Paz dedicó gran parte de su vida con la finalidad de crear grandes vinos que mostraran la tipicidad de su zona natal. Martina Prieto Pariente confiesa que “2024 fue un año muy bonito en el que oficialmente comenzó mi andadura en la DO Ribeiro, continuando el legado que inició Arsenio Paz. Me gusta elaborar desde la perspectiva del paso del tiempo. En cada elaboración me obsesiona pensar en cómo dar longevidad a los vinos. Para ello es imprescindible la calidad de la uva y por tanto la viticultura”, explica.

También en el valle del Avia, Isabel Salgado, responsable técnica durante tres décadas de Bodegas Fillaboa en la DO Rías Baixas, a principios del 2019 puso en marcha junto a su familia un proyecto con solo 1,3 ha de viñedo propio para elaborar su único vino Siah, de proyecto con solo 1,3 ha de viñedo pro-pio para elaborar su único vino Siah, de viñedos con más de 30 años. “Creo que es una gran zona para la elaboración de blancos, menos explotada que otras de Galicia. Hay sitios increíbles y el potencial vitícola está fuera de toda duda”. A esos proyectos se suman la renovada imagen de la Bodega Pazo de Casanova, adquirida en 2023 por Hijos de Rivera –cerveza Estrella Galicia–, Gallina de Piel Wines del enólogo y sumiller David Seijas y su socio Guillem Sanz Obach y Vinos con Personalidad de Pablo Vidal que suma tres pequeñas viñas para elaborar vinos de calidad que buscan una larga guarda.

Lo que ofrece cada valle

Es curioso cómo pueden reconocerse distintos matices y perfiles de Ribeiro según el valle donde se sitúe cada viñedo, porque no sólo el tipo de suelo, también la pluviometría y la altitud influyen. Para Isabel Salgado “el valle del Avia es famoso por sus suelos de sábrego y por su magnífica orientación. Son suelos que aportan mucha mineralidad a los vinos en el envejecimiento en botella”. Álvaro Bueno explica que “el valle del Miño es el de mayor influencia atlántica que aporta frescura, acidez y cierta salinidad, la elegancia frente a la exuberancia”. Lo cierto es que no hay dos Ribeiros iguales y hoy representan una imagen de prestigio y calidad que conquista a un público cada día más amplio y fiel en todo el mundo a base de producciones pequeñas que superan el consumo local y que merecen precios más elevados. Ese es el reto actual porque, como concluye Pedro Ruiz, “creemos firmemente que Ribeiro tiene todo lo necesario para estar entre las grandes zonas vitícolas de nuestro país: tradición, paisaje, diversidad y una cultura arraigada a la viña”.