Tendencias Nueva York
East Village, señas de identidad
Autor: Helio San Miguel
Fecha Publicación Revista: 03 de abril de 2012
Fecha Publicación Web: 30 de diciembre de 2015
Revista nº 432

East Village es un barrio situado en el Downtown de Manhattan, comprendido entre la Calle 14 y Union Square al norte y la Calle Houston al sur donde comienza el Lower East Side. Está al este de Greenwich Village, del que le separan la Cuarta Avenida y la Calle Bowery. Desde allí se extiende hasta el río, englobando el área llamada Alphabet City, una zona muy peligrosa hace décadas, pero que hoy está en continuo florecimiento. Tompkins Square es el corazón del barrio y St. Marks Place, su arteria principal.
Para mí cualquier recorrido por el East Village se torna personal pues los recuerdos se agolpan en cada calle y en cada esquina. Este ha sido mi barrio durante la mayor parte de mis ya largos años en Nueva York y todavía hoy, ya sin artistas ni radicales, y más limpio, caro y ordenado que nunca, sigue siendo mi preferido.
Aunque poco de ello es cierto hoy, al East Village, hoy poblado de estudiantes universitarios y con una agitada vida nocturna, le acompaña una reputación de barrio bohemio, refugio de artistas de vanguardia, desde Basquiat a Keith Haring; de pensamiento político radical y alternativo, con el propio Trotsky como residente; de cuna del punk rock en el CBGB y de centro del rock underground; de teatro y literatura de vanguardia con el poeta Allen Ginsberg, la librería Strand, y varios teatros alternativos en el llamado Off-Broadway. Incluso allí, en St. Marks, se abrió el primer café con Internet, llamado simplemente @ y hoy desaparecido.
Recorrido gastronómico
Lo que no tiene aún pese a merecerlo de verdad, es una gran reputación gastronómica, aunque la evidencia hace que esto ya empiece a cambiar. Fiel a su estilo, aunque solo sea como una pose, no cuenta todavía con esos grandes, caros y restaurantes señoriales con pedigrí culinario que definen la alta gastronomía de cualquier gran ciudad, sino con otros menos formales. Y sin embargo, y de forma al principio un tanto callada, algunas de las propuestas gastronómicas más inventivas y originales de la ciudad se cuecen hoy allí. ¿Quién lo hubiera dicho hace solo una década?
No es que el East Village no tuviera restaurantes antes. Al contrario, los ha tenido siempre y muchos. Pese a ser un barrio relativamente pequeño cuenta con más de cuatrocientos bares y restaurantes, un número estimable de los cuales son bastante fiables y tienen una buena relación calidad-precio como consecuencia de encontrarse en una zona eminentemente universitaria.
Entre ellos algunos de los templos sagrados del barrio como Veniero’s (342 East 11th Street), una cafetería y pastelería fundada a finales del siglo XIX y que sirve sus famosos dulces y tartas, entre las que destaca sobre todo la de queso, sin duda la mejor de la ciudad. O Veselka (144 Second Avenue), un restaurante ucraniano que acaba de abrir una segunda sucursal en el mismo barrio, en la Calle Bowery. O el Café Mogador (101 St. Marks Place), que lleva más de dos décadas sirviendo cocina norteafricana.
La lista podría extenderse. Sin embargo restaurantes tradicionales y fiables los hay por toda la ciudad, y no sería esa excusa suficiente para traer a estas páginas al East Village por razones gastronómicas.
Pero sí lo es que en los últimos años han surgido una serie de chefs y restaurantes con una desbordante inventiva y originalidad, hasta el punto que en mi opinión hoy las calles del East Village esconden, sin que mucha gente se dé cuenta de ello, algunos de los fogones más creativos de la ciudad.
Barrio de chefs estrellas
Los pioneros en la zona fueron el matrimonio de Grace y Jack Lamb. Primero abrieron Jewel Bako (239 East 5th Street), un pequeño restaurante japonés casi en forma de túnel, que todavía hoy y tras varios cambios de cocinero, está considerado uno de los más destacados japoneses del Downtown de Nueva York.
Al lado está Degustation (239 East 5th Street), en forma de barra parecida a la de los japoneses y donde conjugan platos pequeños para compartir, de inspiración española en muchos casos, a modo de tapas creativas, y una extensa selección de vinos. Y muy cerca Jack’s Luxury Oyster Bar (246 East 5th Street), o Jack’s Lux, donde a las ostras se les unen platos de cocina sureña a cargo de Alison Vines-Rushing. Si los Lamb fueron los pioneros, quien ha puesto el East Village en el mapa culinario internacional ha sido David Chang con sus Momofukus. No nos extenderemos más en ellos pues le dedicamos un artículo en el pasado número de octubre, pero una visita al Ssäm Bar es obligada en el barrio.
Junto a ellos están varios chefs estrella de Nueva York. Scott Bryan eligió la Tercera Avenida para abrir Apiary (60 Third Avenue), restaurante de nueva cocina americana donde despliega la misma maestría de la que ya hiciera gala en Veritas, que lo llevó al estrellato gastronómico. En Apiary los lunes dejan llevar el vino. Gabrielle Hamilton abrió Prune (54 East 1st Street,1), también de nueva cocina americana con influencia francesa, por el que ha ganado el premio James Beard al mejor cocinero del 2011.
Jehangir Mehta, chef estrella y personalidad televisiva que ha abierto Graffiti (224 East 10th Street), un restaurante minúsculo donde aúna creatividad con toques de fusión indios. La única pega aquí son las dimensiones del local pues en algunos casos puede resultar incómodo o se acaba compartiendo mesa con extraños. En una reciente visita, la pareja sentada a nuestro lado había reservado desde Israel.
Por otro lado ¿cuántas veces un chef famoso y mediático te abre la puerta del restaurante él mismo y te trae los platos a la mesa? Mehta ha extendido su oferta a Tribeca con Mehtaphor. Hasta Daniel Boulud ha acampado en el límite sur del East Village, con DBGB (299 Bowery), un guiño al famoso CBGB, la mítica sala de conciertos donde surgió el punk rock, y que se encontraba muy cerca de donde está su restaurante. DBGB es el más informal y relajado de todos los restaurantes de Boulud y sirve platos más tradicionales.
Algunos restaurantes más
También hay otras opciones dignas de mencionar: Vandaag (103 Second Avenue), una interesante propuesta de la gastronomía de los países nórdicos tan de moda hoy, sobre todo de Holanda y Dinamarca, pero que con más ambición que resultados, da una de cal y otra de arena. Counter (105 1st Avenue), que es un restaurante vegetariano con su propio huerto en la terraza del tejado y con una carta de vinos orgánicos. Black Iron Burger Shop (540 East 5th Street) y Back Forty, donde sirven algunas de las mejores hamburguesas de la ciudad. Y Baoguette Café (37 Saint Marks Place), con sus deliciosos bocadillos vietnamitas.
En el East Village también abundan tres tipos de cocina: italiana, japonesa e india. De la primera I Coppi e Il Cantinori son clásicos del barrio, y Motorino (349 East 12th Street, A.) sirve, según el New York Times, las mejores pizzas de Manhattan, aunque Artichoke Basille (328 East 14th Street) le disputa ese puesto dos calles más arriba.
Otros famosos, como Pulino’s, de la misma cadena que Balthazar, Pastis, etc., están de moda y tienen mucho éxito, pero están bien y poco más. Además, como sus hermanos, es pretencioso incluso en su imitación de modelos europeos. Hasta las sillas están envejecidas para que parezca una pizzería de barrio italiana. El que sí merece una visita es Porchetta, (100 East 7th Street) dedicado casi exclusivamente al cerdo. Pero el mejor italiano es Herat (403 East 12th Street), de Paul Grieco, restaurador de la escuela de Danny Meyer y propietario también de los bares de vinos Terroir. Hearth actualiza la cocina toscana tradicional y tiene una excelente carta de vinos.
En cuanto a la cocina japonesa, además del mencionado Jewel Bako, el barrio cuenta con innumerables restaurantes baratos, pero últimamente ha visto una explosión de los sitios dedicados al ramen, los noodles japoneses. Entre ellos el mejor es Ippudo (65 Fourth Avenue), uno de los sitios más de moda de la ciudad y el primer local en Estados Unidos de esta cadena japonesa (aunque abren una segunda en Midtown). Ippudo sirve lo que se consideran los mejores noodles de Nueva York y en las horas normales de comida la espera puede ser larga.
Respecto a la cocina india, aunque ya no es lo que era, pues el barrio es cada vez más caro y muchos han cerrado al no poder pagar los cada vez más altos alquileres, no podemos dejar de mencionar la Calle 6, llena de ellos. Sirven comida típica del norte de la India y personalmente siempre me han gustado, no solo por la cocina, sino también porque suelen dejar llevar el vino. Los mejores son Haveli, a la vuelta, en la Segunda Avenida, y Banjara, en la esquina con la Primera.
El East Village es también el barrio ucraniano de Manhattan. Si les gusta esta cocina, además de Veselka el propio centro ucraniano de la Segunda Avenida, un lugar lleno de historias personales, tiene restaurante dentro y es además el espacio donde Sidney Lumet hacía los ensayos con los actores antes de rodar sus películas.
Finalmente el East Village es uno de los barrios con más vida nocturna de la ciudad y cuenta con numerosos bares, cafés y lounges, entre los que se encuentran la histórica cervecería McSorley’s, y el famoso Coyote Ugly, en el que se basó la película del mismo nombre y de la que surgió la expresión homónima en inglés.
También está Angel’s Share, del que hablamos hace poco, y si alguien quiere tomar cócteles creativos el nuevo Wayland.
Muchos se quedan en el tintero, podríamos seguir con muchos más (Affaire, Bourgeoise Pig, Perbacco, Smith, etc.), pero son todos los que están y dan para un buen recorrido por el barrio. Para terminar, no se olviden tampoco cuando paseen por el East Village, echar un vistazo al nuevo e impresionante edificio de la universidad Cooper Union, realizado por Thom Mayne.