Vino

El vino más antiguo del mundo es blanco

Fecha Publicación Web: 22 de octubre de 2024

Blanco, con 2000 años de reposo y muy posiblemente de la DO Montilla-Moriles, así es el vino más antiguo descubierto hasta la fecha, un hallazgo que sustituye a la botella de vino de Speyer, descubierta en 1867 y fechada en el siglo IV d.C, y que se conserva en el Museo Histórico de Pfalz (Alemania).

Todo comenzó en 2019 con el hallazgo de una tumba romana en Carmona (Sevilla) en la que se encontraron los restos de uno de los hombres sumergidos en un líquido dentro de una urna funeraria de vidrio. Este líquido, que con el tiempo ha adquirido un tono rojizo, se ha conservado desde el siglo I d. C. y un equipo del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, liderado por el catedrático José Rafael Ruiz Arrebola, en colaboración con el Ayuntamiento de Carmona, lo ha identificado como el vino más antiguo hasta la fecha. “Al principio nos sorprendió mucho que se conservara líquido en una de las urnas funerarias”, explica el arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona Juan Manuel Román. Las condiciones de conservación de la tumba, que se había preservado intacta y bien sellada durante todo ese tiempo, es lo que ha facilitado que el vino mantuviera su estado natural.

Presencia de polifenoles

Para comprobar que este líquido efectivamente era vino, el equipo de investigación recurrió a una serie de análisis químicos, realizados en el Servicio Central de Apoyo a la Investigación (SCAI) de la UCO y que han publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports. Estudiaron el pH, la ausencia de materia orgánica, las sales minerales, la presencia de determinados compuestos químicos que podían estar relacionados con el vidrio de la urna o con los huesos del difunto, o su comparación con vinos actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. Pero la clave para su identificación la dieron los polifenoles, unos biomarcadores presentes en todos los vinos. Gracias a una técnica capaz de identificar estos compuestos en muy baja cantidad, el equipo halló siete polifenoles concretos que también estaban presentes en vinos de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar. La ausencia de un polifenol concreto, el ácido siríngico, ha servido para identificar el vino como blanco. A pesar de ello, y de que esta tipología de vino concuerda con las fuentes bibliográficas, arqueológicas e iconográficas, el equipo matiza que el hecho de que dicho ácido no se encuentre presente puede deberse a una degradación por el paso del tiempo.

Lo que ha sido más difícil de determinar es el origen del vino, ya que no existe una muestra de la misma época para comparar. Aun así, las sales minerales presentes en el líquido de la tumba tienen concordancia con los vinos blancos que actualmente se producen en el territorio que perteneció a la antigua provincia Bética, sobre todo con los de Montilla-Moriles.

Fuente: Universidad de Córdoba