Sala de barricas
Carlos Esteva
Autor: Mayte Díez
Autor Imágenes: Carlos Esteva
Fecha Publicación Revista: 01 de mayo de 2019
Fecha Publicación Web: 04 de junio de 2019

Conversamos con Esteva en el restaurante madrileño A’Barra donde recibió el homenaje de sus colegas de Grandes Pagos de España. La veintena de referencias de Can Ràfols dels Caus, los blancos y tintos de Mas Oller o las últimas elaboraciones de Can Camps, una de las pocas fincas que tiene el privilegio de estar dentro del Parque Natural del Garraf, llevan su firma.
Se instaló en 1979 en Can Ráfols dels Caus, en el Garraf, una zona poco apropiada para la viticultura ¿Por qué?
La finca era de mi abuelo y pasó directamente a los nietos, es decir, a mis hermanos y a mí. Ellos querían vender pero como en aquel tiempo vivía en Menorca y estaba acostumbrado al campo, les compré su parte y fui a vivir allí.
La casa, edificada sobre los cimientos de una antigua villa romana, estaba en ruinas; tan deteriorada que al principio, con un amigo mío jardinero, porque yo... aunque había bebido muchos y buenos vinos, no tenía ni idea de viñedos.... Total, que los dos vivíamos en una pensión.
Usted la reconstruyó casi piedra a piedra. ¿Había viñedos en la zona?
Sí, desde la época medieval. Lo que pasaba es que no se embotellaba el vino, era para granel, o bien se vendía en forma de uva a otros productores. Nosotros empezamos a cuidar las cepas que ya existían y a plantar otras nuevas. En total llegamos a tener hasta 28 variedades.
¿Se adaptaron bien a ese terreno?
Ten en cuenta que el suelo del Garraf es muy duro, muy calcáreo y poco fértil; además es rocoso en su mayor parte, lo que limita la cantidad de tierra cultivable. Y lo curioso es que hay variedades que no sólo se han adaptado bien, sino que han mejorado sus condiciones y la calidad de los vinos que se elaboran con ellas.
Su vino El Rocallís 15, 100% incrocio manzona, ha obtenido un 97/100 en la 34 Guía Vinos Gourmets (GVG) 2019. Esa variedad...
¿Ah, sí? No lo sabía. Aún no he tenido tiempo... Pues muchísimas gracias.
Le aseguro que no tengo nada que ver. En todo caso, agradézcaselo al vino y a los miembros del Comité de Cata del Grupo Gourmets. Volviendo a la variedad, ¿cómo apareció en el Garraf?
La descubrí en una feria que se hacía hace veintitantos años en Verona, y como me gustó tanto, me hice con unas cepas y las planté en el Garraf, en roca plana. La sorpresa es que resultó mucho mejor de lo que había probado; le va mucho más este terreno pobre y seco que el más fértil y húmedo de donde es autóctona.
Seguimos con la 33 GVG. La Calma 15, 100% chenin blanc (94/100) y Xarel.lo Pairal 15, 100% xarel.lo (95/100), están entre los tres grandes vinos blancos de España. ¿Cree que está aumentando el interés por los blancos en el mercado interior?
Es muy probable porque cada vez se están haciendo aquí mejores vinos blancos. Antes no se elaboraban bien, se fermentaban sin enfriarlos y así salían vinos demasiado cálidos... Actualmente, con las nuevas técnicas y teniendo en cuenta otros conceptos de elaboración, se ha mejorado mucho. Lo que pasa es que el vino blanco necesita un terreno adecuado. Y no todos lo son. Sinceramente, creo que es mucho más difícil hacer un buen vino blanco que un buen tinto.
Del Garraf al Empordà, a Mas Oller, otra masía, ésta del s. XVII que reconstruye y, de nuevo, replanta viñedos.
La heredé de mi padre y la verdad que pensé venderla, pero me dijeron que era una lástima, que había sido una de las mejores fincas vinícolas de la zona... En los años 50 se arrancaron muchos viñedos y olivos en el Empordà para dedicarse al cultivo del cereal y la explotación de la ganadería; aunque la verdad es que Mas Oller está en una zona privilegiada, entre el mar y la montaña, con el viento de tramontana “limpiando” los viñedos y con diversidad de suelos en el entorno –arcillosos, arenosos y pizarrosos– donde plantarlos. Y en fin... allí inicié otra aventura.
¿También empezó con los vinos blancos?
No, no. Empecé con tintos porque lo que quería era hacer algo más sencillo, más fácil de manejar, pero al final... Te vas liando y sin dejar los tintos, empezamos a elaborar con picapoll y malvasía de Sitges. Todos los mostos hacen una maceración en frío para obtener asi la máxima expresión de aroma y color.
Eso sin abandonar el macro proyecto de la nueva bodega, más de 15 años de obras...
Hemos cuidado todos los detalles al máximo intentado que se integre totalmente en el paisaje y sea invisible desde el exterior; se proyectó a diferentes niveles con el fin de facilitar la vinificación por gravedad. Estamos muy contentos con el resultado.
Uno de sus últimos proyectos es Can Camps, la finca situada en el Parque Natural del Garraf.
Bueno, es una finca propiedad de los padres de mi mujer a los que asesoro y cuido las viñas. Es pequeñita, de 2 ha y es una de las pocas fincas que tiene viñas dentro del Parque Natural. Es un lujo.
Y volvió a liarse plantando nuevas variedades...
Bueno, planté marselan, un cruce de garnacha y cabernet sauvignon que se ha adaptado muy bien a ese terreno, como la petit verdot. ¡Es la primera vez que la marselan ha entrado en España y ha sido en el Parque Natural del Garraf!
¿Algún nuevo proyecto in mente?
Seguir elaborando vinos, apostar firme por la ecología y la biodinámica y esperar que mis hijos prosigan con este apasionante trabajo que exige mucha entrega, pero a cambio, da muchísimas satisfacciones.
Giacomo y Carlota ya están trabajando en la bodega. La pequeña Jùlia, aún en la universidad, tal vez acabe incorporándose al equipo. La saga Esteva continúa.