Ribeira Sacra
El vino de los héroes
Autor: Mar Romero
Fecha Publicación Revista: 01 de mayo de 2025
Fecha Publicación Web: 01 de mayo de 2025

Constituida por cinco subzonas, en la actualidad sus 1.971 viticultores de 90 bodegas inscritas en la Denominación de Origen, se enfrentan no sólo al desafío de una viticultura costosa, también a la amenaza del cambio climático que genera incertidumbre sobre la producción a largo plazo. No obstante, la apuesta por la selección de las mejores parcelas, la zonificación de áreas específicas y la recuperación de viñedos abandonados, combinada con la creciente atención internacional hacia la región, sugiere que Ribeira Sacra tiene un futuro brillante en su apuesta por la calidad, la diferenciación y la expresión auténtica de su terroir.
Rigor y autenticidad
Fernando Algueira y su familia iniciaron en Adega Algueira un dedicado y laborioso proceso de restauración de la viña en 1979. “Primero necesitábamos amor: o lo amas o lo odias, o te quedas o te vas. Nos quedamos en casa con el objetivo de sanar y cuidar nuestra tierra con pasión. Sentimos que este proceso sólo tendría sentido si nos manteníamos leales a nuestros antepasados y devolvíamos a la vida lo que alguna vez floreció. Y por último, la dedicación fue fundamental para que esto sucediera”, recuerda. En el caso de Abadía da Cova, el objetivo fundamental de la tercera generación representada por Paloma Rodríguez Moure y su hermano Adrián es preservar la biodiversidad y garantizar la sostenibilidad del cultivo. La bodega se esfuerza por trabajar en sintonía con los ritmos naturales, buscando métodos de cultivo que respeten los ciclos de la vid y de la tierra, contribuyendo así al equilibrio del ecosistema local. “Cuidamos minuciosamente cada viña utilizando prácticas que minimizan el impacto ambiental con un enfoque ecológico en todos los procesos de producción”, comenta Paloma. Tradición y respeto a la tierra es lo que buscaban también José Luis Hernández y Héctor Ferreiro, cuando en 2017 pusieron en marcha su pequeña bodega Castrofiz, en simbiosis con el patrimonio en el que se integran sus tres hectáreas de vides tintas –mencía, brancellao, sousón, garnacha tintoreira y merenzao– y una héctarea de blancas –godello, treixadura, doña blanca y blanco legítimas– donde las cepas más antiguas conviven en sinergia con las nuevas plantaciones en la búsqueda del equilibrio. “Buscamos el rigor ligado a la autenticidad de un producto sin más pretensiones que celebrar los sabores únicos de esta tierra, trabajados con sus artes” confiesa Héctor, viticultor y encargado de la bodega. “Esperamos que el impulso de la viticultura en nuestra comarca y el esfuerzo en la búsqueda de vinos de calidad, llenen de dignidad una forma de vivir”.
Enfoques innovadores
Aunque ésta es una región que respeta profundamente sus tradiciones, los actuales viticultores integran técnicas modernas y enfoques innovadores: diferenciación de parcelas y suelos, recuperación de variedades autóctonas, así como diferentes vinificaciones y fermentaciones. En esta topografía escarpada, los suelos de pizarra, granito y arena crean microclimas únicos en cada viñedo. Pedro Rodríguez ha sido una figura clave en la revitalización de la Bodega Guímaro, centrada en resaltar las particularidades de estos suelos en sus vinos. Cada parcela refleja el terroir específico en el que se cultiva. Los viñedos en Amandi, situados en empinadas terrazas orientadas al sur y plantados sobre pizarra, ofrecen una identidad propia, expresando la mineralidad y frescura características de los vinos de esta subzona. “Trabajamos de la mano con la naturaleza, utilizando técnicas tradicionales como la fermentación con levaduras salvajes, el pisado en recipientes abiertos y la inclusión de racimos enteros en la vinificación. Este estilo no sólo preserva la frescura y el carácter de las uvas, sino que también respeta el ciclo natural del vino. También estamos probando la elaboración de vinos fortificados”. Desde hace más de 10 años en Abadía da Cova, con el bagazo resultante de la destilación elaboran su propio vermicompost de lombrices, un proyecto que desarrollan con las universidades de Vigo y Santiago junto con el de destilación de varietales para profundizar más en las características organolépticas de sus variedades autóctonas.
Cambio de estilo
La nueva generación de viticultores está recuperando variedades autóctonas olvidadas que además de enriquecer el patrimonio genético de la región, ofrece al consumidor una gama más amplia de estilos y perfiles. El enfoque de la familia Seoane Novelle –anteriormente Fazenda Agrícola Prádio– es trabajar con variedades prefiloxéricas anteriores a la mencía, garnacha o palomino. Pa-cio, es la finca histórica que da nombre a sus vinos plurivarietales. “Buscamos grandes vinos que definan identidad y territorio. Para nosotros, la apuesta por la identidad varietal mencía en lugar de territorio, o la de vinos jóvenes en su gran mayoría, difumina la imagen que queremos de Ribeira Sacra”, explica Xabi Seoane. En términos de estilo, según Pedro Rodríguez, la nueva Ribeira Sacra está definida por un enfoque más artesanal y sostenible, basado en técnicas de vinificación tradicionales que respetan al máximo el carácter del viñedo. La fermentación con levaduras salvajes, el uso de foudres y barricas usadas, y la inclusión de racimos ente-ros en la vinificación son prácticas que están en línea con la tendencia global hacia vinos más honestos y menos manipulados. “Este enfoque no sólo preserva la esencia y pureza del vino, sino que también refuerza la conexión entre la tierra y el consumidor” comenta.
Buscando la longevidad
Junto a la diversidad de paisaje y variedades, existe el potencial de la capacidad de envejecimiento de los vinos de Ribeira Sacra. Es el caso de los Vinos con Personalidad de Pablo Vidal que elabora vinos de calidad con un carácter distinto. “Mediante esta filosofía elaboro vinos con personalidad propia que, gracias a su carácter atlántico, proceso de cultivo y elaboración, permiten una larga guarda en botella, como nuestro vino Rock & Roll”, explica. “El resultado son vinos que se han pulido a partir de una lenta maduración en bodega y en botella, que han perdido la exuberancia de la juventud y se expresan complejos, equilibrados y delicados”. Juan Luis Méndez, tercera generación de la familia Méndez-Rojo, busca vinos que representen la gama alta destinados a la hostelería y tiendas especializadas. Desde su bodega Vía Romana, augura que “estamos en un momento de crisis para los vinos con precios bajos, pero con un futuro magnífico en la gama alta que es donde debemos enfocarnos. Esta DO llegará a ser de vinos de cupo”. La capacidad de esta región para elaborar vinos complejos, expresivos y longevos será clave para su éxito en los próximos años, y es un claro indicio de que esta nueva Ribeira Sacra está preparada para situarse entre las grandes regiones vitivinícolas del mundo.