Tendencias Nueva York

Mercado Little Spain

Autor: Helio San Miguel
Autor Imágenes: Liz Clayman
Fecha Publicación Revista: 01 de septiembre de 2019
Fecha Publicación Web: 26 de agosto de 2019

Los lectores habituales recordarán que en repetidas ocasiones hemos expresado en estas páginas nuestra admiración y sana envidia frente a iniciativas como Eataly o Le District, dedicadas a los productos de nuestros vecinos italianos y franceses, y nos hemos quejado de la falta de ambición de nuestros cocineros y empresarios por no lanzarse a aventuras similares cuando la gastronomía española goza de una reputación nunca vista en el pasado y cuando ochenta millones de turistas la experimentan cada año.

Pues al final ha ocurrido y ese emporio de productos patrios ya ha abierto en Nueva York bautizado como Mercado Little Spain y se encuentra en Hudson Yards, una nueva zona de rascacielos de oficinas, pisos y tiendas que está creciendo al lado del Javits Center, el centro de convenciones y congresos, sobre las vías que salen de la estación de Pensilvania entre las calles 30 y 34 y entre la Décima Avenida y el río, de un modo bastante similar a la Operación Chamartín solo que con una edificabilidad mucho mayor y ejecutado, por lo menos en esta primera fase, en un período mucho más breve.

Para todas las culturas

Situado a pie de calle, en la esquina de la Calle 30 y bajo la sombra de la High Line, el parque elevado que se hizo en las antiguas vías de los trenes de mercancías, el espacio cuenta con más de 3.000 m2 y una excelente decoración, desenfadada, colorida, festiva y clara, a cargo del estudio de arquitectura Capella García, con pasillos y espacios abiertos con nombres típicos de plazas y calles españolas como Alcalá o Plaza Alta, en los que se encuentran las mesas y sillas que abarrota la clientela. Esto último es un síntoma muy positivo, pues abrió con colas kilométricas y todas las veces que he ido, Mercado Little Spain está lleno, y de gente de todo tipo de culturas y no solo de aquellos que pudieran tener una mayor afinidad con nuestra gastronomía.

Al contrario que las mencionadas Eataly y Le District, Mercado Little Spain tiene un formato más cercano a mercados como los de San Miguel o San Antón, pues la parte de las tiendas es mucho más pequeña primando aquí los puestos de comida, los bares y los restaurantes. De hecho, el espacio para la venta de productos se reduce a un puesto llamado Colmado y una pescadería al lado de uno de los restaurantes, Mar, así como un kiosko donde se venden recuerdos, libros, camisetas de fútbol, etc., y una floristería, situados estos dos últimos dentro de otro de los restaurantes, el Spanish Diner. De hecho, por carecer de otros referentes, Mercado Little Spain ha sido definido por la prensa de la ciudad como un Food Hall dedicado a los productos típicos de España.

El arte de tapear

De alguna manera no les falta razón, pues los puestos dedicados a tapas, raciones de platos típicos y vinos, doce en total, dominan y descubren a neoyorquinos y turistas el placer, tan natural en España, de ir a un bar a tomar unos vinos o sentarte en una terraza a comer unos pinchos con amigos.

Para ello, hay a la entrada una barra en la que tomar cafés, llamada Granja, y como no podía ser menos, distintos puestos dedicados a tortillas de patatas, a empanadas y bocatas, a frutas y verduras, a jamones y quesos, a paellas (con una excelente chistorra, por cierto), cocas, patatas bravas, pasteles y helados, y hasta a churros y chocolate, que junto a las bravas se venden en un puesto en forma de camión, que es un guiño a los “food trucks” de la ciudad.

Junto con ellos hay un bar llamado Bar Celona, que sirve vermuts, sangría, porrones de vino y cócteles con anchoas, jamón, queso y otros pinchos, y otro llamado simplemente Vinos donde se puede disfrutar de una gran carta de vinos españoles, muchos de ellos por copas, y que se encuentra al lado de La Barra, donde se toman tapas típicas y pinchos.

Trío de restaurantes

Spanish Diner, Mar y Leña son los restaurantes del espacio. El primero es el más grande y el más informal de los tres y ofrece una reinterpretación del concepto americano del diner para, en vez de hamburguesas y pancakes, ofrecer huevos rotos, salmorejo, callos, arroz a la cubana y otros platos típicos españoles. Tiene también un bar donde pedir gin-tonics y calimochos y entre sus mesas hay algunas muy vistosas colocando un cristal sobre futbolines. El Spanish Diner es el que más ha tardado en estar funcionando a pleno rendimiento, pero lo hace desde las 7 de la mañana y es el único que cuenta con entrada independiente, así como la posibilidad de abrirse a la calle.

Mar está obviamente centrado en pescados y mariscos y solo abre a partir de las 4. El producto viene tanto de España como de Estados Unidos y tiene una barra de bar en la que también se puede comer. Ofrece en su carta platos típicos desde navajas hasta gambas al ajillo o pulpo a la gallega, así como arroces, pero también presenta cosas más atrevidas como pescados crudos, gambas al estilo de El Bulli de 1996 y dos menús de degustación de 65 (Mar Experience) y 85 dólares (José’s Experience).

Leña, por su parte, se concentra en platos a la brasa o a la parrilla tanto de verduras como de pescados y carnes, con tres menús de degustación centrados en ternera, cochinillo y rodaballo. Al igual que Mar, Leña solo abre para cenar, y ambos pueden alquilarse para eventos privados.

La versión más típica

Mercado Little Spain ha optado por lo típico y seguramente sea una buena decisión. Tapas y pinchos están muy bien representados, así como muchos de los platos más populares de nuestras regiones. A la vez, un restaurante como Leña, presenta y moderniza de alguna manera el concepto español de asador o mesón que nunca hemos sabido exportar, lo que en sí mismo ya es algo que merece destacarse.

Sin embargo, donde todavía no se mete es en el siguiente nivel, el de los grandes restaurantes con ambición. Hoy hay en Nueva York restaurantes de lujo no ya de Francia, Italia o Estados Unidos, sino desde Grecia hasta Corea pasando por China, la India, etc. En el propio Hudson Yards, Milos, uno de los mejores griegos de la ciudad, ha abierto una enorme y carísima sucursal con preciosas vistas de la puesta de sol.

Con España esto no ocurre, y siempre me pregunto la razón por la que no es así, cuando nuestros restaurantes y cocineros copan esas famosas listas. Y si lo hacen cocineros de Corea, India, China o Grecia no podemos atribuirlo a un menor desarrollo del país.

Pero centrándonos en Mercado Little Spain tal y como es, lo mejor que se puede decir es precisamente que es un gran éxito, que no parece solo resultado de la novedad. Habrá que evaluar la respuesta una vez que llegue el invierno y se pase la curiosidad tanto por él como por Hudson Yards pues es una zona realmente un poco apartada y que va a estar en construcción por casi siete años más.

Sin embargo, en este enorme proyecto urbanístico se ha hecho un gran esfuerzo por tener una importante oferta de restaurantes y bares que la convierte en un destino gastronómico en sí mismo y eso puede ayudar. Hoy por hoy la impresión es que a veces parece que el espacio reservado a mesas y sillas en los pasillos y espacios libres no es suficiente y es posible que el local se hubiera beneficiado de tener una superficie mayor.

El otro aspecto muy positivo que salta a la vista, es que es un concepto fácilmente exportable a otros países, otras ciudades, e incluso a otros barrios de la propia Nueva York, pues si tiene tal éxito aquí, no podemos ni imaginar el que tendría si hubiera abierto en los barrios del Downtown como el Lower East Side, Nolita, East Village, Soho, Unión Square o Flatiron.

Mercado Little Spain es en conclusión un ambicioso y valiente escaparate de nuestros productos, y en parte, también de ese modo de vida español de comer y alternar para el que ha abierto un importante camino. Deseémosle toda la suerte del mundo y esperemos que sirva de pionero para empresas aún más ambiciosas.