Entrevista Isabel Coixet

Cine delicatessen

Autor: Emilio Molines
Autor Imágenes: Carles Allende
Fecha Publicación Revista: 01 de julio de 2019
Fecha Publicación Web: 27 de junio de 2019

Gourmets se cita con la cineasta catalana en el hotel Alma de Barcelona. Esperamos diez minutos y cuando llega, se excusa. “Disculpad, he estado de shopping, y se me ha ido el tiempo”. Ya en la terraza, con cafés por medio, habla de su última película, “Elisa y Marcela” (dos mujeres que llegaron a casarse por la iglesia en la Galicia rural de 1901), proyecto en el que llevaba trabajando 10 años y que gracias a la plataforma Netflix pudo realizar.

En su haber 8 Premios Goya. ¿Se ve ganando un Óscar?

Hombre, ya me gustaría, sobre todo, para darle una alegría a mi madre, que sería la mayor de su vida, aunque creo que son otros parámetros. Pero bueno, ya soy miembro de la Academia de Hollywood, así que ya puedo votar, y esto es muy importante para mi carrera. Ya ha empezado a rodar una serie para una plataforma internacional sobre gastronomía.

¿Cómo surge la idea del guion sobre este tema?

Si te fijas, en todas mis películas la gastronomía tiene una parte muy importante, ya que siempre hay gente que come, que cocina o que friega los platos, que también es parte de la gastronomía... En Elisa y Marcela hay un canto especial al queso de Tetilla Gallega y al pulpo. En Foodie love, la serie para HBO en la que estoy trabajando ahora, explicaré todas las cosas que he aprendido en mis largos años de gastrónoma, gourmet, tragaldabas…

Ha vivido y trabajado en Hollywood. ¿Ha cocinado para alguna estrella?

Sí, para Tim Robbins y Ben Kingsley, Emily Mortimer o Bill Nighy, al que llevé por todos los restaurantes de Barcelona, porque en Irlanda, donde rodamos La Librería, era difícil comer bien. Bill, y otros actores que intervinieron en el film, vinieron a mi casa un día y les cociné una paella; y otro día un arroz negro en el campo. Una de mis especialidades culinarias son los arroces.

¿Qué otros platos le salen bien?

Las alcachofas confitadas, que es un plato que requiere mucho tiempo, ya que a veces puedes pasarte hasta cuatro horas confitándolas, es decir, poniéndolas a fuego mínimo con un litro o litro y medio de vino.

¿Alguna manía gastronómica?

Sí: no soporto el ajo ni el bacalao.

¿Qué tipo de cocina prefiere?

A mí lo que me gusta es la mezcla de comer bien en un ambiente especial, con tranquilidad, serenidad, y que la gente que ves en los fogones, en el restaurante y en el servicio, estén contentos con lo que hacen. Toda esta mezcla hace que a veces, en sitios que no son tan buenos, adivinas un cariño especial y un buen rollo que consiguen se coma bien. Cuando ves sitios demasiado pomposos, que te explican todo, pienso “Dios mío, hace treinta años que escucho esta explicación, y ya me aburre”.

¿Qué piensa de los restaurantes con estrellas Michelin? ¿Le gusta frecuentarlos?

Vamos a ver, creo que es una clasificación que valora cosas importantes, y está claro que apuestan por la perfección técnica, los cubiertos y todas esas cosas, pero hay un momento que tienes la sensación de que el chef está cocinando para los inspectores y no para la gente que va cada día al restaurante, y en ese sentido creo que hay que desmitificar un poco todas estas cosas, como esta historia del mejor restaurante del mundo.

Yo he estado en la Osteria Francescana de Massimo Bottura, y me parece un restaurante interesante, pero que sea el mejor del mundo... ¿Quién vota esto? Creo que para valorar un lugar no es suficiente con ir un día. Además, a veces tiene más mérito el que cada día hace un menú de 12 euros muy pensado y equilibrado para la gente que va a diario a comer, y que tiene que hacer auténticos equilibrios para dar buen producto con una elaboración digna.

A mí me gusta ir a los restaurantes de menú de mi barrio, de Gracia, en Barcelona, pero claro, también me apetece probar restaurantes estrellados. Hace años sí que tenía más obsesión con esto, pero ahora, como ya he visto cómo son, lo que son y de qué van, pues bueno, ya no me interesan tanto. También es verdad que los trucos se repiten y ya no sorprenden. Recuerdo, por ejemplo, las seis texturas del queso parmesano del restaurante Massimo Bottura, que me parecieron correctas, pero son cosas que ya las has probado en otros lugares.

Quizá también el impacto que tienen los lugares, el eco que se les da, hace que vayas esperando unas expectativas muy altas que luego te decepcionan.

¿Sigue los programas de televisión sobre gastronomía?

Los tipo Masterchef me interesan cero. Los de cocina que me gustan son los que está haciendo para HBO David Chang, que está basado en su filosofía y en la revista Peach, que era interesantísima, pero se cerró. Me interesa siempre Anthony Bourdain, que para mí era el hombre más sexy de la historia, y he visto una y otra vez muchos de los programas de Parts Unknow y todo lo que hizo. Me parecía un tipo increíble y con una actitud que es la que valoro en la cocina, que es la de tener ganas de probar nuevas cosas, no tener miedo a decir lo que no te gusta, aventurarte, experimentar... Eso es lo que me emociona.

En 2018 la nombraron miembro de la Membresía del Vino de Valduero, lo que supone disponer anualmente de 300 botellas de un reserva con su nombre. ¿Cómo surgió?

Ellos nombran cada año a un miembro de esa comunidad, y es realmente una gran experiencia. El lugar es increíble y las catas también, porque la enóloga sabe muchísimo sobre vinos y me gusta mucho como lo trasmite. Realmente, fue una lección de amor al vino muy bonita. También para mí tiene otro componente, y es que mi abuelo era de Aranda de Duero, que está al lado, y es un poco el volver a mis raíces. Es uno de esos clubes, que dices: “Esto está bien”. Porque a mí, cuando me nombran miembro de otras cosas, no me interesa, pero todo lo que tenga que ver con el vino me gusta. También hace tiempo una bodega de Ribera de Duero me dio mi peso en vino.

¿Una copa de vino es imprescindible en tu comida?

Siempre, una o dos, faltaría más…

¿Pedro Sánchez, o algún anterior presidente te han invitado a comer en La Moncloa?

No, ninguno, aunque si Pedro Sánchez me invita, aceptaría encantada. La que sí me invitó fue a comer en su despacho del Bundestag fue Angela Merkel, y me pareció una mujer que debería de gobernar el mundo, porque no dice ni media tontería y tiene un sentido común y una amabilidad genuinos.

Es una persona fantástica que me cautivó, aunque también te digo que comimos fatal, pero bueno…