Ton Mata
100 años de burbujas
Autor: Emilio Molines
Autor Imágenes: Carles Allende
Fecha Publicación Revista: 01 de diciembre de 2024
Fecha Publicación Web: 01 de diciembre de 2024

En 1924, Josep Mata Capellades, fundó Recaredo, se había iniciado años antes en el apasionante universo de los vinos espumosos como aprendiz de degollador y removedor de botellas en Sant Sadurni de Anoia. Este año se cumple el centenario de la bodega ahora en manos de la tercera generación con Ton Mata Moliner a la cabeza.
¿Cuál es su primer recuerdo vinculado a la bodega familiar?
Nosotros vivíamos en una casa cerca de aquí y los fines de semana siempre venía con mi padre y ayudaba enseñando las cavas a los visitantes y durante los veranos montando estuches o queman-do etiquetas como si fueran pergaminos junto a mis primos, y nos daban alguna propina. Estos son los recuerdos que tengo, y ver a mi padre trabajando o a mi tío degollando botellas. Lo curioso es que de pequeño no me gustaba el mundo del vino ni de la viña. En verano, como también teníamos melocotones, iba junto a mis primos y nos peleábamos por quién se quedaba en la barraca encajándolos o fuera cogiéndolos del árbol, y yo no quería continuar en este mundo. Así que le dije a mis padres que quería estudiar ingeniería aeronáutica, que no tiene que ver nada con el vino y fue desde fuera como me enganché al negocio familiar.
¿Cómo ha sido su trayectoria hasta llegar a ser CEO de Recaredo?
Fui director técnico de Recaredo del 2000 al 2010 y después mi padre y mi tío me nombraron director general hasta el 2020. A partir de entonces decidimos nombrar un director general ajeno a la familia, que es Ferran Junoy. Yo paso a ser el CEO, que se encarga de la parte estratégica, la relación familia-empresa, propiedad y gestión, supervisión, representación, etc. El presidente era mi padre, pero al fallecer el año pasado y por un tema de respeto, ahora es mi tío.
¿Cómo se lleva formar parte de una familia vitivinícola tan arraigada al Penedès?
Se lleva muy bien y estoy muy contento de la oportunidad que me ha dado Recaredo desde el punto de vista del desarrollo profesional en un ámbito tan bonito. El mundo del vino y de la viña, si te engancha y te gusta, es fabuloso, y me considero una persona muy afortunada de haber encontrado una vocación que nunca he considerado como un trabajo porque disfrutamos con este proyecto.
Para celebrar el centenario y en homenaje a Josep Mata Capellades han elaborado una edición única y limitada de 2.850 botellas. ¿Cómo nace?
Esta edición de enoteca nace hace muchos años, porque es una cosecha de 2004. Nosotros, habitualmente, guardamos botellas para sacar en segundas plenitudes mucho tiempo después. La cosecha de 2004 fue una añada muy buena, de la que decidimos guardar botellas pensando en el centenario.
Son una de las pocas bodegas que apuesta por Corpinnat. ¿Por qué?
Corpinnat es un ejemplo único en España de un tipo de segmentación y agrupación donde los requisitos fundacionales son la vinificación en la propiedad. No hay ni una sola DO en España que te pueda garantizar este requisito. Corpinnat lo hace porque era necesario explicar que en el mundo del cava hay unas bodegas que hacemos todo el proceso, desde la uva hasta el final, y con crianzas largas, a partir de 18 meses como mínimo y con uvas 100% ecológicas. Si ves Corpinnat en una etiqueta sabes que es un vino que procede del corazón del Penedés, espumoso de calidad, ecológico, vendimiado a mano, que se ha vinificado en la propiedad. Pienso que Corpinnat es el gran vino espumoso de España en este momento.
En enero de 2019 las bodegas agrupadas bajo la marca colectiva Corpinnat abandonaron la DO Cava. ¿En este tiempo ha habido algún acercamiento para volver a la DO Cava?
No ha habido ningún tipo de acercamiento, pero tampoco alejamiento, ya que hay una relación cordial, porque estamos ayudando al Penedés a tirar de la calidad y el prestigio hacia arriba, y es perfectamente compatible con Cava. El sueño de Corpinnat es continuar con el proyecto sin mover ni una coma, y estamos muy contentos de haber seguido este camino. Cuando comenzamos éramos seis bodegas, y ahora somos doce.
¿Cómo está posicionado Recaredo en el mercado nacional e internacional?
Hoy en día nuestro mercado principal es Cataluña, aunque, estamos llegando a zonas como Madrid, Andalucía, el País Vasco, Asturias o Levante. Inter-nacionalmente es más difícil, porque, desafortunadamente, el vino español no tiene el prestigio que se merece, y el espumoso menos. Aun así, estamos presentes en más de 40 países, pero siempre en un mercado de nicho y, sobre todo, de restauración. Por ejemplo, vendemos en Canadá y Estados Unidos; y en Europa estamos en Alemania, Holanda, Reino Unido, Italia y también Francia. Y en Asia nos movemos en algunos mercados, como Japón, Corea del Sur y Taiwan.
¿Qué medidas están tomando respecto al cambio climático?
Es un problema gravísimo ya que estos tres últimos años hemos padecido la sequía más fuerte que se recuerda en la historia del Penedés desde el año 1900. Nos estamos dando cuenta de que esto del cambio climático es muy serio y que hay que tomar medidas de manera rápida. Así que nos centramos en dos frentes: por un lado, en el riego, en cómo podemos montar un riego de soporte, colectivo y a la vez sostenible cuando estamos en una zona que no hay agua, y parece que hay posibilidades económicas en una comunidad de regantes que cogería principalmente agua regenerada de depuradoras de tercera fase para que sea apta para riego; y, por otra parte, aguas de subsuelo freáticas en los años que se pueda, o también las desalinizadoras. Seguramente tardaremos entre 15 ó 20 años en hacerlo realidad, pero se va a hacer, porque si no, no hay futuro para el Penedés.
¿Cómo se plantean en Recaredo la agricultura biodinámica, la sostenibilidad…?
Hace muchos años que nos planteamos la agricultura biodinámica cuando nos cuestionábamos la ecología. En los años noventa se utilizaba mucho el cobre por el problema del mildiu, que es un hongo de primavera que obliga a utilizar una gran cantidad de fungicidas derivados del cobre para pararlo, y nos interesaba saber hasta qué punto el cobre es ecológico. Está permitido en la agricultura ecológica porque existe en la naturaleza, pero, a su vez, es un metal pesado. Así que preguntándonos si el uso del cobre era ecológico o no, empezamos a oír hablar de la biodinámica, a investigar estos temas, a viajar, a leer y a experimentar, y nos dimos cuenta de que siempre hemos sido biodinámicos, porque hacemos vinos de terruño. También vimos que era posible cultivar ecológicamente, pero con cantidades de cobre muy bajas, además de dejar cubiertas y tener plantas en equilibrio, que para nosotros son temas básicos de sostenibilidad y de calidad de los cultivos.