DEHESA DE LUNA GARNACHA BLANCA

Variedades:
90% Garnacha Blanca y un toque
de Viognier 10%.
Datos analíticos:
Alcohol: 14% vol.
Acidez total: 6,6gr./l. ácido tartárico
pH: 3,4
Crianza:
5 meses sobre lías en depósito
de acero inoxidable.
Indicación de origen:
Vino de España.
Finca Dehesa de Luna.
Vendimia:
Manual.
Premios y Reconocimientos:
Racimo de Plata 2017

Una finca reserva de la biodiversidad, hecha vino.

Ante tus ojos, un Dehesa de Luna podrá parecerte un vino de alta calidad y gran presencia. Y lo es. Lo que no conocerás son sus orígenes, que hacen que el vino genere deseo.

En un Dehesa de Luna te estás bebiendo su origen.  

Cuando te adentras en la finca de Dehesa de Luna y decenas de conejos y perdices se cruzan en tu camino, mientras algún depredador sobrevuela con sus impresionantes alas tu cabeza, sientes que  estás en un espacio realmente especial. Y, al cabo de 10 minutos adentrándote en estos campos manchegos situados en el corazón de España, llegas a la bodega, comprendes lo que estás a punto de experimentar. En un espacio de 3.000 hectáreas de naturaleza virgen que impregna por completo a un vino que juega en otra liga.

Su entorno impregna al vino.

Dehesa de Luna tiene huéspedes.  A parte de todos los animales salvajes que corretean por su finca, el protagonismo lo tienen sus aves. Tanto que han saltado a las etiquetas de sus botellas. Y que por el simbolismo de cada ave, indican el rango y carácter de cada uno de sus vinos. El significado tras todo ello mucho tiene que ver con la filosofía sostenible de esta marca de vinos tan especial.

    Una filosofía insólita.

  Sus productores dejan claro una filosofía casi de locos, propia del genio español: tan solo el 3% de su Finca Reserva se destina al cultivo de la vid. 83 hectáreas, donde plantaron las primeras viñas en 2001, con cepas Merlot y Tempranillo; y en 2003, Syrah y Cabernet sauvignon.   Una historia que dio un giro en 2008 con la nueva parcela, La Cañada del Navajo: 12,2 hectáreas de viñas de Tempranillo, Cabernet sauvignon, Petit verdot, Graciano y Syrah, en una auténtica lección magistral de viticultura.  

  Viñas entre una naturaleza que será virgen para siempre.  

Desde luego que este vino juega en otra liga. Porque, además, respetan la naturaleza que les rodea, yendo al detalle de lo sostenible:   Primero, por el uso de cubiertas vegetales y el diseño de los viñedos, los sistemas de riego y conducción. Siguiendo por incorporar madera de poda al suelo. Y no olvidemos el hecho de que allí todo se retroalimenta, generándose un ciclo de la vida en armonía, ya que usan energía renovable producida en su propio parque fotovoltaico.    

Un mosaico de labranzas multicolores.  

Desde la parte más alta de la finca, puedes ver con tus  propios ojos que no solo cultivan vino. También puede observarse un gran mosaico de verdes, amarillos, marrones, naranjas, que se alternan y complementan.   Cada color es un cultivo de cereal, una zona de bosque, un pequeño olivar, un campo de almendros, otro bosque, unas viñas, una encina. Y allí todo convive y deja su fruto en equilibrio, ya que la producción es ecológica e integrada con el entorno. Algunos de sus productos ya están en el mercado. Otros, con permiso de la naturaleza, podrán disfrutarse en breve.