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Viaje a Islas Galápagos

El sexto día de la creación

Autor: Viaje a Islas Galápagos
Fecha Publicación Revista: 31 de mayo de 2016
Fecha Publicación Web: 08 de junio de 2016
Revista nº 482

Un puñado de islas volcánicas surgió del Pacífico, hace cinco millones de años, a mil kilómetros de las costas de Ecuador. Desde entonces, aquellos paisajes ásperos y sin vida, han sufrido un singular proceso de colonización de especies vegetales y animales llegadas por el agua y por el aire, y allí han evolucionado sin presencia de predadores, ni de seres humanos, hasta tiempos muy recientes. El resultado de este proceso es un milagro ecológico, un lugar sin comparación posible en ningún otro rincón del mundo.

La mejor manera de disfrutar del espectáculo natural de Galápagos sin alterarlo es realizar un crucero por las islas. Pequeños barcos con todas las comodidades permiten fondear en bahías solitarias, desembarcar en islas deshabitadas, admirar paisajes volcánicos y bosques húmedos, observar la flora y la fauna, y volver al barco sin trastornar el equilibrio ecológico. Además, los aficionados al mar podrán realizar inmersiones inolvidables y nadar con leones marinos, rayas y pingüinos.

Tortugas a bordo

Las islas fueron descubiertas en el siglo XVI por pura casualidad, y sólo eran visitadas por los barcos piratas británicos y holandeses. En ellas recogían agua dulce y cargaban con las grandes tortugas, tan abundantes que dieron nombre al archipiélago. Los galápagos eran una despensa viva durante los largos meses de navegación, y su carne y la famosa sopa de tortuga eran manjares a bordo de los barcos que navegaban en el Pacífico.

Cuando llegó a Galápagos el barco británico Beagle, en 1835, llevaba a bordo a un joven científico, Charles Darwin, que, observando la fauna de las islas, intuyó los principios de su teoría sobre “El origen de las especies mediante la selección natural”, con la que cambió la percepción de nuestra presencia en el planeta. Hoy, el viajero también siente una experiencia conmovedora, porque los animales de Galápagos no temen a los humanos, no huyen ni manifiestan temor o agresividad. Pasear entre ellos permite vivir una idílica relación con la naturaleza, imaginar una insólita utopía.

Las islas Galápagos son ecuatorianas desde 1832, fueron declaradas Parque Nacional en 1959, y entraron en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1979. Están protegidas de manera casi completa, y cuentan con visitantes de calidad, que buscan conocer sin dañar, admirar y disfrutar de un lugar único cuya singularidad debe ser mantenida con el soporte económico que el propio turismo proporciona.

El archipiélago está formado por trece islas mayores, seis menores y dos centenares de islotes. Se encuentra sobre el Ecuador, donde se cruzan tres corrientes marinas que llenan sus aguas de fauna marina. Cada isla es un mundo biológico diverso y complejo, donde la fauna tiene características y subespecies propias, adaptadas al territorio desértico de las zonas bajas, cubiertas de lavas volcánicas, y a la abundancia vegetal de las partes más elevadas, que retienen las nubes y la humedad.

Disfrutar del paraíso

Las islas pobladas son Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela y Floreana. Cuentan con alojamientos y son perfectas para ascender a los cráteres, bañarse y encontrarse con la fauna en la costa y en el interior. Santa Cruz es la más importante, situada en el centro del archipiélago, con la ciudad más grande, Puerto Ayora, de donde parten la mayoría de los barcos de crucero. Es ideal para descansar en hoteles con encanto y visitar una isla diversa, que permite adentrarse en los túneles de lava bajo el suelo volcánico, pasear en los bosques, en la montaña Media Luna y en el Cerro Crocker, y nadar en playas cercanas, como la de Bahía Tortuga. En lancha y con guía se puede recorrer el litoral, visitando manglares, lagunas con flamencos, lugares de buceo y zonas de buenas olas para practicar el surf. Para ver la grandes tortugas terrestres hay que ir a la Reserva de El Chato, al Rancho Primicias y a la Fundación Charles Darwin, que lucha por la supervivencia de los grandes galápagos autóctonos.

San Cristóbal es la segunda isla más poblada, y su capital, Puerto Baquerizo Moreno, un reducto de encanto y tranquilidad con deliciosos hotelitos, restaurantes de un magnífico pescado fresco, playas blancas de coral, una gran colonia de alcatraces en Punta Pitt, los mejores lugares para el surf en el archipiélago, y la única laguna de agua dulce, la del Junco, en el interior de la caldera de un volcán apagado.

Isabela es la más extensa, y posee una pequeña ciudad, Puerto Villamil, rodeada de playas y lagunas con flamencos. Es la isla de los volcanes, cinco de ellos activos, en la que se visitan los humeantes cráteres del Sierra Negra y el Alcedo. Desde el puerto se puede recorrer un entorno natural salvaje y deslumbrante, en el que destacan lugares de la costa tan ricos en fauna marina como Los Túneles, donde es posible ver caballitos de mar, y Las Tintoreras con estrechos pasillos que parecen jardines submarinos.

En Floreana, una isla mucho menor, es posible alojarse y recorrerla disfrutando una experiencia genuina por la sencillez de la vida isleña. Todavía se conserva un barril que se utilizó como rudimentaria estafeta de correos desde el siglo XVII, donde los tripulantes de los balleneros dejaban sus cartas para que otros barcos que regresaban a sus países las llevaran de manera voluntaria.

Se ruega no tocar

Acceder desde el barco a las islas despobladas es la mejor experiencia. Las visitas se hacen siempre en compañía de un guía, encargado de evitar riesgos y molestias para una fauna llena de endemismos, que hace de Galápagos un Arca de Noé en pleno océano Pacífico. Entre las especies que estas islas llevan a bordo, además de las tortugas terrestres que les dieron nombre, destacan los leones marinos de Galápagos y los lobos peleteros que se encuentran por todas partes, descansando en las playas o nadando en las aguas cercanas. En las rocas litorales se pueden ver las iguanas marinas calentándose al sol como rocas vivientes. En el interior de las islas, en el áspero paisaje de los cactus gigantes, viven tres especies de iguanas terrestres, que comparten la completa indiferencia ante la presencia de los humanos.

En todo momento se pueden observar aves; al vuelo de las fragatas reales se une el de los pelícanos café y los piqueros de patas azules que, cuando localizan un cardumen, organizan espectaculares ataques conjuntos, y se lanzan en picado para capturar a los peces bajo la superficie del agua. Sólo allí se puede ver el único cormorán del mundo que no vuela, se limita a lanzarse a pescar desde la costa. También sorprende la presencia de una especie propia de pingüinos, de pequeño tamaño, adaptada tras su llegada desde las frías aguas antárticas. Es una fiesta para la vista contemplar albatros, gaviotas, garzas, flamencos, tórtolas, pardelas, golondrinas, que acompañan al búho campestre y al gavilán de las Galápagos, al que no es difícil encontrar oteando desde los troncos secos. Y, por supuesto, hay que fijarse en los pinzones que sirvieron a Darwin para demostrar la evolución de las especies.

En un solo viaje es imposible conocer a fondo todo el archipiélago. No obstante, se recomienda visitar Isla Santiago donde destacan las coladas volcánicas de la Bahía Sullivan, y acceder a Isla Bartolomé y caminar hasta la cima, entre cactus de lava y ligeras piedras volcánicas multicolores, para contemplar dos bellas bahías gemelas junto al gran poste de roca, el Pináculo, que se levanta desde una playa ideal para bañarse entre pingüinos y leones marinos.

Sabor a mar

Los barcos de crucero de mayor tamaño cuentan con buenos cocineros que logran mantener un digno nivel gastronómico durante el viaje y, en tierra, hay que buscar los restaurantes de los mejores hoteles. En Puerto Ayora es interesante el mercado de pescado, un festival de formas y colores. Los sabores están en los ceviches, en los meros y pargos a la plancha, y en los encocados con camarones, langosta o pescados con salsa de coco. El pulpo, las gambas y los calamares están en todos los menús, donde se aprecia la influencia de la cocina ecuatoriana continental, con empanadas o seco de chivo.

En la isla Santa Cruz hay restaurantes básicos en la avenida Darwin, donde se concentran los viajeros a la hora de cenar. El Atardecer del Nene y Hernán Café están siempre animados, en pleno centro. La mayor calidad se encuentra en Garrapata o Isla Grill, y en la cocina japonesa de Red Mangrove donde aprovechan al máximo el excelente pescado fresco. Imprescindible pasear la calle de los kioscos, donde cocinan al aire libre, y probar el encocado de pescado de K. F. Williams que tiene justa fama. Puerto Baquerizo Moreno, en la isla San Cristóbal, sirve buenos pescados y mariscos en los restaurantes Bambú y El Descanso Marinero. En Isabela, la mayor isla del archipiélago, sólo Puerto Villamil cuenta con varios restaurantes y hoteles, donde Isabella Grill y El Cafetal son los mejores lugares para comer.

Ya no se puede pedir sopa de tortuga en Galápagos, aunque Charles Darwin dejó por escrito el recuerdo de una memorable cena en las islas, preparada por españoles, en la que degustó tortuga asada y sopa de un ejemplar joven, que le pareció excelente. La sopa de tortuga, una receta inglesa elaborada con vino de Madeira, fue un manjar para piratas y financieros en los siglos XVIII y XIX, cuando las tortugas, que también se usaban como lastre en los barcos, sufrieron una verdadera persecución. Hoy, las Galápagos son un santuario para las tortugas terrestres y un paraíso para los viajeros, que disfrutan de un espacio natural impar y se asoman al sexto día de la Creación.

Guía práctica

Cómo llegar

Desde Quito o Guayaquil, en Ecuador, para volar a uno de los dos aeropuertos del archipiélago: isla Baltra (2 horas aprox.), en la isla Santa Cruz, y el de la isla San Cristóbal. La entrada a las áreas protegidas de Galápagos supone el pago de un tributo de 100 dólares USA.

Dónde comer

Garrapata — Hotel Puerto

Ayora (Isla Santa Cruz)

Av. Charles Darwin con Tomás de Berlanga

Cocina de alto nivel especializado en ceviches y preparaciones a la parrilla. Bodega correcta y buena relación calidad-precio.

Isla Grill — Hotel Puerto

Ayora (Isla Santa Cruz)

Av. Charles Darwin, s/n

Especializado en pescados y carnes a la parrilla. Buen servicio.

Red Mangrove — Hotel Puerto Ayora (Isla Santa Cruz)

Av. Charles Darwin con

Piqueros

Cocina de producto local con influencia peruana y japonesa.

Bambú — Puerto Baquerizo

Moreno (Isla San Cristóbal)

C/ Ignacio Hernández

Sencillo local con mesas al aire libre y pescado fresco.

El descanso marinero — Puerto Baquerizo Moreno (Isla San Cristóbal)

C/ Alsacio Northia con

Española, s/n

Cocina de mercado en un local muy acogedor.

Isabella Grill — Puerto

Villamil (Isla Isabela)

Av. 16 de Marzo

Especializado en pescados y carnes al carbón. Precios módicos.

El Cafetal — Puerto Villamil

(Isla Isabela)

Av. Antonio Gil con Fragatas

Productos de calidad bien elaborados y con una cuidada presentación. Servicio profesional.

Dónde dormir

Finch Bay Hotel — Puerto Ayora

Diseño moderno sobre la playa y los manglares con piscinas y restaurantes. La mejor opción en el archipiélago.

Hab. doble 294 €

Hotel Sol y Mar — Puerto Ayora

Instalaciones modernas en la ciudad con vistas al océano. Piscina, jacuzzi y restaurante.

Hab. doble 289 €

Red Mangrove Aventura Lodge — Puerto Ayora

Ubicado en una pequeña cala en la ciudad. Tranquilo, amplio, confortable y cómodo.

Hab. doble 266 €

Galápagos Casa Playa

Mann — Puerto Baquerizo Moreno

Sencilla construcción acogedora con impecables instalaciones y servicios.

Hab. doble 132 €

Casa Opuntia — Puerto Baquerizo Moreno

Céntrico y con magníficas vistas. Hab. doble 120 €

Iguana Crossing

Boutique — Hotel Puerto Villamil Isla Isabela

Céntrico, junto a la playa, con agradables terrazas y piscinas. Hab. doble 178 €

 

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