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Canadá

De costa a costa

Autor: Enrique Domínguez Uceta
Autor Imágenes: Enrique Domínguez Uceta
Fecha Publicación Revista: 01 de abril de 2017
Fecha Publicación Web: 03 de abril de 2017

La bandera de Canadá es una hoja de arce de color rojo sobre un fondo blanco, con una franja roja vertical a cada lado. El mapa del país también se puede dividir en tres columnas. Al este la costa atlántica con la presencia de la historia y la cultura francesas. En el centro, un territorio salvaje alrededor de la bahía de Hudson, con grandes praderas en su parte sur y las Montañas Rocosas limitando con la franja occidental, donde la Columbia Británica se asoma al Pacífico, con bosques descomunales y una formidable vida marina frente a sus costas.

La escala de su naturaleza casi intacta es el principal atractivo de Canadá, la segunda nación más grande del mundo, con escasa densidad humana y una altísima calidad de vida. Los dos grandes grupos lingüísticos, anglófonos y francófonos, comparten una gastronomía multicultural de calidad, bajo la benéfica influencia de la gran cocina francesa, a la que se suman otras tradiciones culinarias de sus vecinos asiáticos.

Paisaje indómito  

La blanca pureza de sus paisajes nevados, de los campos de hielo y los glaciares, se une al intenso azul de lagos y ríos, al verde de sus coníferas y praderas, y al color rojo de los bosques en otoño para componer una sinfonía natural incomparable. No resulta difícil revivir la historia de tramperos y buscadores de oro recorriendo un escenario impactante en el que abundan osos, lobos y pumas, donde la imagen de las rojas casacas de la Policía Montada demuestra que el Canadá moderno no ha olvidado su pasado.

La mejor manera de conocer el país sería recorrer la Trans-Canadá Highway, la carretera que despliega sus 7.800 km de costa a costa. O tomar el tren Transcanadiense, desde Toronto a Victoria, a lo largo de 4.500 km, que tarda cuatro días en atravesar el continente. Quienes no dispongan de dos meses para conocer las 10 provincias y los tres ‘territorios’ canadienses del norte, debe conocer las dos zonas más populares. Las ciudades históricas, las islas del Atlántico y los viñedos del este, y el bloque del oeste, combinando los parques nacionales de las Montañas Rocosas y la Columbia Británica en su fachada al océano Pacífico, con Vancouver y Victoria como principales destinos.

Las ciudades más antiguas 

Se visitan en un trayecto por carretera que enlaza Quebec, Montreal, Ottawa y Toronto, llegando hasta las espectaculares Cataratas del Niágara, en la frontera con Estados Unidos. Quebec es la más valiosa desde el punto de vista histórico. Procede del asentamiento de exploradores franceses a orillas del río San Lorenzo a principios del siglo XVII, en un lugar al que llamaron Nueva Francia. Hoy es la única ciudad amurallada al norte de México, con un precioso casco viejo, en el que se habla francés, se toma café au lait con croissants y presumen de cocina gala. Uno de sus edificios más antiguos pertenece al restaurante Aux Anciens Canadiens, donde siguen cocinando estofado de bisonte, alce y ciervo, aunque para buena gastronomía moderna hay que visitar Initiale, Le Saint-Amour, Panaché o Laurie Raphaël.

Es recomendable ir hasta Charlevoix para embarcarse en busca de las ballenas que acuden a sus aguas en verano, aprovechando para probar sus quesos artesanales o para seguir la Route des Saveurs, que integra a productores y cocineros de proximidad. En sus mesas se sirve marisco de aguas frías, langosta que se toma hervida con maíz, vieiras, almejas, trucha ártica y salmón salvaje.

Montreal es la mayor urbe de la provincia de Quebec. Tiene tres millones de habitantes y ocupa una isla sobre el río San Lorenzo. En su centro se eleva el Mont Royal, desde el que se domina una panorámica formidable sobre la metrópoli de los cuatrocientos templos, aunque no se vean los 30 km de calles subterráneas, abarrotadas de tiendas que acogen la vida callejera en pleno invierno. La ciudad es famosa por sus bagels, roscos de pan salado y crujiente, y cuenta con una animada vida nocturna. En su oferta gastronómica destaca Manitoba, de modernizada tradición canadiense, Toqué!, Joe Beef, o la gran cocina de Le Club Chasse et Pêche.

A un par de horas en coche se encuentra Ottawa, capital federal, que acoge el edificio del Parlamento, del siglo XIX, importantes museos y un agradable barrio histórico junto al mercado Byward, lleno de tiendas de productos de agricultores locales, pero también de boutiques, tabernas y restaurantes. Atelier es una de las joyas de la nueva cocina canadiense, junto a NeXT y Fraser Café. Merece la pena la tranquila navegación en las Mil Islas del río San Lorenzo antes de llegar a las caudalosas Cataratas del Niágara y embarcarse en el Horn Blower para situarse en el centro de las imponentes cortinas de agua de la cascada de la Herradura.

Toronto, centro económico y cultural

Para bajar el nivel de adrenalina conviene detenerse en Toronto, a orillas del lago Ontario, y disfrutar del ambiente cosmopolita de la capital económica y cultural canadiense, repleta de espléndidos museos y teatros. La parte antigua contrasta con los rascacielos de su distrito financiero, en el que sobresale la torre CN, la construcción más alta de Canadá, con un mirador formidable en su restaurante giratorio 360º con una interesante oferta gastronómica con sabor local.

Toronto, donde la mitad de la población es inmigrante, es una de las ciudades más seguras y con mayor calidad de vida de América. Tiene una gran actividad, que en invierno se concentra en centros comerciales cubiertos tan elegantes como Eaton Center. La variedad étnica se traduce en una escena de incomparable diversidad. En Kensington Market se acumulan tiendas y restaurantes. En los barrios del norte se reúnen los excelentes restaurantes chinos, y en el oeste los del sur de Asia. Si lo tradicional es tomar un sándwich Peameal bacon en St. Lawrence Market, conviene también probar la excelencia de Buka Yorkville, Dandylion o Alo.

En la provincia de Ontario se producen los mejores vinos. Además de los excelsos vinos de hielo, cuentan con buenos blancos de uvas chardonnay, riesling, pinot gris y pinot noir, y tintos de cabernet sauvignon, merlot y pinot noir. Al menos sesenta viñedos se concentran en el clima moderado de la península de Niágara, una banda de tierra entre los grandes lagos Erie y Ontario. La zona está considerada como idónea para el enoturismo, y empresas como Vineland (vineland.com) organizan tours y degustaciones en los alrededores.  

Para descubrir el oeste canadiense lo más rápido es volar a Calgary, y dirigirse después a Vancouver por tierra. Calgary es la ciudad más poblada de la provincia de Alberta, y la capital turística de las Montañas Rocosas, con una fuerte tradición ganadera que se expresa en la monumental Calgary Stampede, “el mayor espectáculo de la Tierra al aire libre”, que concentra rodeos y tradiciones de los cowboys durante 10 días a mediados de julio. No es una fiesta más. La asistencia supera el millón de personas, que degustan extraordinarias carnes de vacuno al más puro estilo vaquero.

Desde Calgary, sede de los Juegos Olímpicos de invierno en 1988, se visitan los maravillosos parques nacionales de Banff, Yoho y Jasper, con lagos de aguas de color esmeralda al pie de montañas nevadas y glaciares descomunales. Los parques se pueden visitar por carretera, recorriendo a pie sus espectaculares senderos naturales, e incluso ascendiendo hasta el corazón del glaciar Athabaska en vehículos especiales para moverse sobre hielo. Pocos lugares del planeta transmiten la sensación de esplendor natural y pureza ecológica como las Montañas Rocosas canadienses.  

El trayecto por carretera que desciende hacia el océano Pacífico pasa al pie del monte Robson, atraviesa paisajes de proporciones gigantescas, territorio de tramperos y buscadores de oro en otro tiempo, hoy ocupado por ranchos y granjas. En el desértico valle de  Okanagan, doscientas bodegas producen los apreciados vinos blancos de Columbia Británica, y elaboran tintos cargados de futuro, en un lugar idóneo para tours enológicos.

Los rascacielos de Vancouver

A orillas del Pacífico se levanta Vancouver, una urbe con más de seiscientos mil habitantes junto a uno de los puertos más importantes del continente. Su imagen es absolutamente moderna. Un huerto de rascacielos al pie de enormes montañas cubiertas de bosques que se ascienden desde el mar, donde la costa recortada forma encantadoras calas y las casas particulares se esconden entre los árboles en un escenario casi idílico.

La ciudad disfruta de uno de los climas menos fríos y más húmedos de Canadá, y cuenta con uno de los mejores niveles de vida y de seguridad del mundo. Vibrante, moderna, sofisticada y culta, vive con pasión la excelente oferta gastronómica, que combina la cultura culinaria canadiense con la presencia de las cercanas cocinas de Japón, China y Tailandia, de donde procede un alto porcentaje de su población.

Vancouver posee la oferta más extensa de gastronomía de calidad en Canadá. Las aguas frías son un manantial de placeres gustativos en sus ostras, vieiras, grandes camarones manchados y un excelente buey de mar del Pacífico, que miman en restaurantes de pescado tan extraordinarios como Blue Water Café o Crestaurant. Las carnes de Alberta brillan con luz propia en West, la cocina italiana y mediterránea en Cioppino’s, la tailandesa de Maenam, y la china de Dynasty Seafood.

Conviene aprovechar el verano para navegar hasta la reserva Parque Nacional Gwaii Haanas, con sus islas cubiertas de grandes bosques en los que abundan los osos, y rodeado por un mar lleno de vida, de ballenas, orcas, focas y leones marinos. Allí se conserva la memoria de la etnia haida, navegantes en canoas marinas y escultores de tótems de madera en un escenario de armonía ecológica intemporal. Canadá practica el mismo respeto por la calidad de su naturaleza y por la memoria de los antiguos habitantes de sus tierras, dentro de una sociedad próspera, pacífica y sumamente comprometida con la ecología y con los derechos humanos. No sólo posee una inmensa belleza natural, también se trata del país más avanzado del continente americano.

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