A ritmo de aperturas

Desde Tudela con amor. .. y verduras. Ambas cosas ha puesto Floren Domezain en su nuevo restaurante homónimo de la calle Castelló 9. Recién llegadas de sus huertos navarros y del cultivo vertical hidropónico que hace sostenible el restaurante en cuanto a ensaladas. Además, su famosa menestra “seis verduras”, todo al estilo tradicional y con barra para tapear.

Larra 13 abre en la calle del mismo nombre y número, después de que El Puchero de siempre —50 años le contemplaban—, dijera adiós (siguen en la calle Padre Damián). Ahora, con un nuevo lugar de cocina tradicional para platos como chipirones de anzuelo en su tinta, chuletitas de cordero o merluza a la romana. El chef Enrique Heras ofrece entre semana un plato del día, desde marmitako de bonito a pochas con bacalao, lo que delata su atención al mercado según la temporada. Buena relación calidad precio.

En el país del sol naciente son aficionados a los dulces. Aunque su protagonismo sea mínimo en almuerzos y cenas, no se resisten a ellos en meriendas ni desayunos. Para demostrarlo, el pastelero Ricardo Vélez —Moulin Chocolat—, combina ingredientes nipones y técnicas francesas en la nueva pastelería Panda (Desengaño, 11) de los creadores de Hattori Hanzo, la que fuera primera taberna japonesa de Madrid. De 17 a 20 horas, meriendas en un recreado salón de té.

Póker de ases

La cocinera Pepa Muñoz (El Qüenco de Pepa) amplía negocio en La Chamartina (General Gallegos, 1). Un local non-stop donde desayunar, tapear, comer, tomar un cóctel… todo con un concepto gastronómico desenfadado y con terraza. De huerta propia, el tomate es el producto estrella también en este ‘hermano pequeño’, además de carne de la sierra madrileña, huevos de granja (fritos) o pescados gallegos.

Ese sur gaditano de las playas de Zahara de los Atunes, ha llegado a Madrid. Y en el mejor estilo: un local amplio y encalado de toque moderno –como el ‘Trasteo’ zahareño– que traslada ipso facto a esa zona barbateña.

En Macarela (Montesquinza, 39) suena un buen flamenco de fondo y en carta, el atún rojo de almadraba como protagonista: tartar de cola blanca, tataki de tarantelo con algas… Además, carne de vacuno retinto, tortillitas de camarones o cazón en adobo, acompañado de una amplia oferta de vinos generosos.

Todo un póker de ases para Madrid. Enrique Iglesias, Rafa Nadal, Pau Gasol y Abel Matutes Jr. se han unido para crear Tatel, un restaurante con vocación internacional, que pretende llevar la cocina tradicional española por el mundo.

Su primera parada, el Paseo de la Castellana 36, con los chefs Nino Redruello y Patxi Zumárraga (Las Tortillas de Gabino, La Ancha…). Un amplio local que va más allá de ‘ver y dejarse ver’ con verduras, huevos y frutas ecológicos y platos como una primorosa tortilla de patatas, el gran escalope de ternera o chipirones en su tinta. Zona de coctelería y tapeo en su lounge.

Álvaro Castellanos e Iván Morales vuelven a dar la campanada tras sus Arzábal o el Club A. Ahora remozan y actualizan los platos combinados en su nuevo Lovnis (General Pardiñas, 56). Un local vintage de dos plantas, muy informal, donde disfrutar de esos surtidos únicos tan madrileños, ahora con buena materia prima y cuidada elaboración: huevos fritos, chistorra y pimientos, o las albóndigas con pisto y patatas fritas, además de otros platillos tipo ensaladilla rusa o salmorejo. Vinos jóvenes, cañitas y ajustados precios. Rooster (Juan Bravo, 25) prosigue sorprendiendo a la clientela.

El chef Alfonso Castellanos, que cada día elabora su carta con singulares productos comprados directamente en origen, ahora renueva su barra. En formato desenfadado y oferta diferente a la del restaurante: verduras finas con mayonesa de curry junto a otros clásicos suyos, como la ensaladilla o los callos doña Leo. Como guinda, una cerveza artesanal propia, interesante pale ale de doble fermentación.

Alernativas para todos

De momento, Madrid “sulibella” a los empresarios hosteleros. Y también a sus habitantes, que ven cómo el abanico de opciones se ensancha y ensancha en un bucle sin fin. El restaurante El Recuerdo (Comandante Zorita, 6) cumple 10 años y lo celebra con un “lavado de cara” en decoración para seguir ofreciendo sus especialidades caseras: del salmorejo a la hamburguesa de buey gallego. Todo en horario ininterrumpido.

El nuevo Imparcial (Duque de Alba, 4) no se escribe negro sobre blanco, sino a mesa y mantel. Donde estuviera el mítico periódico, ahora hay un bonito restaurante –de los dueños de Maricastaña y Dray Martina-, de estilo informal (bravas, croquetas de rabo de toro…) en lo que pretende ser también aglutinante de actividades artísticas.

Y más citas veraniegas. La impresionante nueva terraza de Taberna Los Gallos (Callejón de Puigcerdá, 4) con especialidades españolas a go gó y, justo debajo -donde estaba Zen Central-, el novedoso Babelia, del mismo propietario. Aquí, cocina más de forma que de contenido, pero con agradable terraza y bonito interiorismo.

Nos espera la ‘Gazpachería’ (sic) en la terraza de La Cocina de San Antón (Augusto Figueroa, 24) para deleitarnos con gazpachos alternativos, como el “verde con hierbabuena”. Al estilo de las clásicas trattorias, Flavia (Gil de Santivañez, 2) ofrece rigurosa cocina italiana, con pastas, buenas pizzas cocidas en horno de leña y originales cócteles. Y El Chiringuito del Señor Martín (Mayor, 31), la célebre pescadería del mercado de Alonso Cano, inaugura un moderno y colorista espacio decorado por Marta Banús, donde sirve su pescado fresco –siempre sostenible– cocinado de manera sencilla, como sus ricas frituras.

Y la marca de ginebras Gin Mare comparte tres terraza exclusivas y desconocidas hasta ahora en su web; el chef dos estrellas Michelin Ramón Freixa, formará parte de la experiencia con distintas actividades. Pero la más cool de este año se encuentra en el corazón de la ciudad.

La séptima planta del hotel The Principal (Marqués de Valdeiglesias, 1) es el escenario de una sofisticada terraza con vistas espectaculares sobre Madrid de 360º: Ramón Freixa ha diseñado la carta Finger food y Diego de Arias dirige esta plataforma única y muy tranquila, ya que el acceso sólo se abre cuando hay alguna mesa libre.

Atardeceres únicos en esta atalaya abierta todo el día para comer o cenar algo de manera informal, merendar, practicar el afterwork o tomar una copa por la noche. Muy recomendables sus cócteles y ambiente asegurado. Otra terraza que comparte palmarés veraniego es The Hat (Imperial, 9), ésta en plan urbano y canalla, donde cada miércoles acude el restaurante Triciclo para las “Cenas en las alturas”, para sólo 40 comensales en mesa comunal. Cinco platos y postre por 50 euros con platos como menestra marina o presa con mojo especial.