La Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) no necesita presentación, las ocho bodegas que hoy la con forman hace tiempo que traspasaron las fronteras del punto cardinal donde se fundaron para llevar su saber hacer a las regiones productoras de vino más emblemáticas de la geografía nacional. La historia comenzó en el Barrio de la Estación de Haro, donde, en 1879 elaboraron su primer vino que bautizaron con sus iniciales, CVNE, sin embargo, un simple y afortunado –según sus propias palabras– error ortográfico entre la V y la U creó la icónica marca Cune, en la actualidad conocida a nivel internacional.
Arquitectura singular
En apenas 10 años ya estaban cosechando medallas de oro en distintas exposiciones dentro y fuera de nuestras fronteras, mientras se hacía visible el carácter innovador, sello de la casa, cuando, en 1890, encargaron al estudio del legendario arquitecto Aleixandre Gustave Eiffel el diseño de la sala de barricas. El resultado fue una imponente estructura con una innovadora fórmula de sujeción que supuso una auténtica revolución espacial, sin columnas, el techo se sostiene mediante cerchas metálicas, que van de pared a pared. La búsqueda de instalaciones y tecnologías modernas que mejoren y faciliten los procesos de elaboración del vino está en el ADN de estas bodegas, hoy en manos de la 5ª generación, los hermanos María y Víctor Urrutia lo volvieron a demostrar cuando, en 2004, inauguraron las nuevas instalaciones de Viña Real, fundada en 1920 en el municipio de Laguardia, Rioja Alavesa. Más de 100 años después, volvieron a recurrir a un reputado arquitecto francés, Philippe Maziéres, quien diseñó una monumental tina de cerca de 30.000 metros basada en el proceso de elaboración por gravedad, combinando la vinificación en depósitos de acero inoxidable con hormigón.
Vinos singulares
Desde su fundación, Viña Real se ha enfocado en la elaboración de vinos con gran potencial de envejecimiento, marcados por las peculiaridades de la tierra de la Rioja Alavesa. La bodega posee un total de 59 hectáreas de viñedos repartidos entre Labastida, Laguardia y Fuenmayor, con variedad de suelos que van de arenosos a calcáreos, arcillo calcáreos y cascajosos. Para Bakeder escogieron una selección de viñedos de Laguardia, con una edad media de 30 años, ubicados en suelos arcillo-calcáreos, pobres en materia orgánica y con disponibilidad hídrica moderada. A pesar de que 2020 presentó una cosecha mermada en algunas localidades de la comarca de la Rioja Alavesa, por el granizo y el agua caída en ciertos momentos durante la floración, la uva resultante entró en bodega con una calidad y un estado sanitario excepcionales, con buenas expectativas para la obtención de vinos aromáticos, de gran frescura y cualidades organolépticas muy positivas. Fermentado en depósitos de hormigón y criado en barrica de roble francés duran te 10 meses, el resultado es un vino estructurado y corpulento que presenta una entrada amplia, con volumen, tanino fino y de larga persistencia en el post gusto. Un homenaje redondo al pueblo que lo ha hecho posible.